Esta es una semana muy especial para Tiger Woods. El californiano vuelve al Bellerive CC por primera vez depués de aquel fatídico 11 de septiembre de 2001, momento en el que se produjo el recordado atentado de las Torres Gemelas en Nueva York mientras el estadounidense disputaba una ronda de práctica junto a Mark Calcavecchia en la semana del WGC-American Express. “Fueron unos días surrealistas”, comentó el jugador hace unas horas en la rueda de prensa al ser preguntado por la efemérides.
“Recuerdo que desde el primer momento estuve de acuerdo con la decisión de Tim Finchem de suspender el campeonato. Una de las torres había caído en el edificio de American Express y muchos perdieron la vida. Además, la gente que estaba en el American Express se encontraba luchando por salvarse y creo que Tim hizo lo que tenía que hacer”, prosiguió el californiano, quien no ha tenido ningun reparo en reconocer que este suceso le cambió completamente la vida.
“Todo lo que se estaba produciendo en esos momentos en todo el país me afectó en gran medida. Así que como todos los aviones estaban en tierra cogí el vehículo de cortesía y me dirigí desde Misuri hasta mi casa, en Florida. Fue el día 13 y recuerdo que fueron 17 horas de viaje en las que me dio tiempo a reflexionar sobre muchas cosas. Entre otras, en ese momento supe que tenía que darle una vuelta a mi fundación, que en aquellos momentos se centraba exclusivamente en temas relacionados con el Golf”, se sinceró.
Y así nació la Tiger Woods Foundation tal y como la conocemos hoy, centrada en otros aspectos de la vida más allá del deporte. “Tenía que ir en la línea de lo que viví yo. Primero, la familia; segundo, el aspecto académico y, por último, el Golf o cualquier otro deporte”, explicó Tiger. Y esas ideas parece que han dado sus frutos, con numerosos beneficios en la vida de muchos niños.