Cada nuevo anuncio de Tiger Woods en lo concerniente a su calendario es celebrado últimamente con una algarabía inusitada. Después de todo, el californiano -que ya reconoció a comienzos de año que descargaría enormemente su agenda de torneos con respecto a lo que vimos en la pasada campaña- llevaba varias semanas sin actualizar el planning… hasta finales de la semana pasada, que el ex número 1 del mundo confirmó que estará presente en unos días en el Austin Country Club texano para la disputa del WGC-Match Play.
Un torneo que, como lleva siendo costumbre durante los últimos años, contará con la ausencia de algunos de los pesos pesados del panorama mundial -ya en la edición de 2018 se cayeron estrellas europeas como Henrik Stenson o Justin Rose alegando falta de interés en el actual formato- pero que tendrá el valor añadido de poder ver interesantísimos unos contra uno desde el miércoles hasta el domingo -y esperemos que con representación española en los últimos duelos-.
Woods ha conseguido llevarse este torneo hasta en tres ocasiones en su carrera -ha sido el único en defender con éxito su título- y tiene el récord absoluto de más victorias en partidos con un total de 20. Ahora bien, desde 2008 el californiano no ha probado las mieles del triunfo y esta será la primera vez que el catorce veces ganador de Majors juegue el evento desde que se mudara a la actual localización. “Espero poder jugar todos los partidos”, reconoció el propio Woods después de su última ronda sobre la hierba del TPC Sawgrass.
“Eso sería genial. Hasta la fecha tengo garantizados jugar tres, lo que con el anterior formato era solo uno. Eso me da la oportunidad de seguir hacia adelante si hago tres buenas rondas. Al final, lo tienes que enfocar como si fuera un torneo más”, sentenció el norteamericano.