Tiger Woods está pasando un verano entretenido. Gestionar su nuevo restaurante de Júpiter (Florida), ocuparse de la familia y de los amigos –se le ha podido ver durante estas semanas tanto en el US Open de tenis como en la jornada inaugural de la NFL en compañía del número dos mundial Jordan Spieth- y, además de todo esto, sacar tiempo de debajo de las piedras para entrenar.
Y es que el estadounidense no quiere que su participación en el Wyndham Championship –evento en el que finalizó décimo y donde estuvo cerca de rascar una de las últimas plazas para los PlayOff de la FedEx Cup- se convierta en un brindis al sol en su recuperación de juego.
Es por esto que el californiano quiere recobrar sensaciones cuanto antes, y si es posible que sea en competición, mucho mejor. Por ello, Tiger se ha comprometido oficialmente a ser partícipe en el primer evento de la temporada 2015/2016, el Frys.com Open, que se disputa en el Silverado Resort and Spa de Napa (California) del 15 al 18 de octubre.
Y no estará solo. Junto a él, el actual número uno del mundo Rory McIrloy intentará dejar atrás de una vez por todas la lesión en su tobillo izquierdo, hecho que le provocó perderse el primero de los torneos de los PlayOff, The Barclays.
Hasta aquí todo parecía ser normal, ¿verdad? Casi. ¿Recuerdan cuando en el año 2012 ambos jugadores decidieron no acudir al torneo por tener un evento de exhibición en Turquía con grandes beneficios para sus bolsillos? Bien. El comisionado del PGA Tour Tim Finchem llegó ese año a un acuerdo con Woods y McIlroy por el que ambos se comprometerían a acudir, al menos, una vez en los próximos tres años al Frys.com Open para olvidar lo sucedido. Y ese momento ha llegado. Era ahora o nunca.
Con lo que sí, les viene muy bien de cara a entonarse cuanto más pronto mejor pero, en otras circunstancias, quién sabe si hubiesen preferido descansar en casa a dar golpes ya en el primer día de curso.