Si hay un jugador en el mundo que ha peleado más y más por volver a la élite en los últimos tiempos es Tiger Woods. El californiano, que entró en barrena después de sus continuos problemas de espalda y de rodilla que le obligaron a estar retirado temporalmente del Golf durante una larga temporada, se había convertido en un pelele para sus detractores. El ex número 1 del mundo fue carne de escarnio durante mucho tiempo e incluso se especuló con la posibilidad de que no volviera nunca más a la competición.
Pero con cada desprecio, con cada hater que soltaba un nuevo rumor sobre su estado de salud el Tigre se hacía más fuerte en la sombra. Un largo período de inactividad que supuso a su vuelta una tremenda alegría para todos los fans de este deporte, aunque también ciertas reticencias por ver cómo respondería a su nuevo estatus una vez que lo había sido todo para este deporte en las últimas décadas. “No volverá a ser el mismo”, se escuchaba en los campos por aquel entonces. Pero Woods se encargó de poner las cosas en su sitio.
Primero con su triunfo en el Tour Championship de 2018 más de un lustro después de su última victoria. Y unos meses más tarde con su quinta Chaqueta Verde en Augusta y, hace unas horas, con el ZOZO Championship japonés. Un hattrick en el transcurso de un año que le ha permitido alcanzar los 82 triunfos en el PGA Tour e igualar en este aspecto al histórico Sam Snead. Pero más allá del importantísimo hito de coliderar la lista histórica de victorias en el mejor circuito del planeta están sus sensaciones.
“Hacía mucho tiempo que no me sentía tan en forma y sin dolor”, comentó en la previa de su participación en el torneo nipón. Unas palabras que subrayó en los instantes posteriores a su triunfo: “Esta semana ha sido una señal magnífica de cara al futuro y ahora mismo diría que podría jugar hasta los 52, algo que no hubiese firmado hace dos años”, comentó el estadounidense, que tiene claro cuál es su siguiente objetivo en la lista de prioridades.
“Mi siguiente meta es intentar clasificarme para los Juegos Olímpicos. Tengo muchos amigos que han ido y me cuentan que la experiencia es única. Quiero vivirla y tener la oportunidad de luchar por mi país por ganar la medalla de oro. Además, con 44 años, no sé si éste puede ser mi último tren”, sentenció. Unas declaraciones que dan buena cuenta de su hambre de triunfos.