No es un campo nuevo para Tiger Woods -de hecho será la cuarta vez que se enfrente a este complejo escocés tras el T7 de 1999, el T12 de 2007 y su bautizo en este campo como amateur en 1995, de donde salió con un encomiable T48-, pero sí que puede ser que sea la primera ocasión que se enfrente a unas condiciones tan extrañas en este punto de la geografía mundial. Y es que un verano predominantemente seco en las islas británicas ha propiciado que los links estén muy duros y eso está provocando que las calles tengan unas velocidades endiabladas.
“En este momento no es una tontería decir que están más rápidas las calles que los greenes”, comentó el californiano ante los periodistas una vez completó la ronda de prácticas del domingo. “Estoy convencido de que acelerarán un poco los greenes, pero también estoy seguro de que esta será una de las semanas en las que coger las calles será fundamental en el que para mí es el campo más complicado de toda la rotación”, continuó el estadounidense.
Y es que a la complejidad del campo escocés con sus ya conocidas trampas se le une esta semana la variable de la potencia desde el tee, pues un palo más de la cuenta puede acabar con la bola rodando 50 yardas más y en el fondo del bunker. “Va a ser muy importante decidir cómo quieres que entre la bola en la calle. Puedes hacer que la bola ruede, 60, 70 o incluso 80 yardas. Pero, ¿realmente vale la pena? Es un campo que recompensa mucho el riesgo, pero siendo sinceros no veo a muchos jugadores saliendo desde el tee con madera. La estrategia entrará mucho en juego. Será divertido”, sentenció el jugador de las barras y estrellas.
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