El pasado domingo Annie Park ganó por tercera vez este año en el Symetra Tour. Esta joven estadounidense está causando sensación en el presente curso, donde ha conseguido el triplete de triunfos con apenas nueve torneos profesionales a sus espaldas.
Nadie quiere ponerle más presión de la que ya tiene la neoyorquina, pero los medios de comunicación norteamericanos ya hablan de ella como la gran esperanza yanqui para tratar de combatir las embestidas de las jugadoras asiáticas, que desde hace algún tiempo se muestran dispuestas a poner fin a la hegemonía de Estados Unidos en el LPGA.
El primer paso ya lo ha conseguido. Su gran año le permitirá en 2016 estar con las mejores. Esto puede suponer que comiencen a llegar vientos de cambio en su vida profesional. Patrocinadores, agentes… Serán muchas las decisiones que deberá tomar Park en un breve período de tiempo. Sin embargo, de todas ellas habrá una que le cueste más trabajo: cambiar o no de caddie.
Y es que con el paso del tiempo acabas estableciendo una relación especial con esta persona. Te aconseja cuál es el mejor golpe a realizar si no te ve con las ideas claras, ríe con tus triunfos y llora con tus derrotas… Y, claro, que si resulta que el caddie es tu madre se torna violento dejarla de lado ahora que llegas a la élite.
Así es. Ann, que así es como se llama su progenitora, ha sido desde hace años la impulsora del juego de Park. Ella consiguió que su hija se interesara por el golf desde bien pequeña, llevándola a Florida para las clases con el ilustre Sean Foley y a multitud de torneos juveniles, donde por lo general también ejercía de caddie. Y eso no es todo, su repercusión en el Symetra Tour no pasa sólo por ser “la madre de”, sino que también es conocida por sus característicos pasos de baile cuando Annie Park convierte un birdie.
“Dentro y fuera del campo mi mamá me hace divertirme y ser feliz”, llegó a comentar Park en una entrevista. “Me encanta viajar con ella. No sólo hace de caddie, también cocina y conduce. Ella conseguiría el premio a la súper mamá. Ella ha sido y es mi heroína”.
Después de estas palabras, ¿alguien duda de que veamos a madre e hija juntas el próximo año sobre la hierba de los campos del LPGA?