Con América del Norte llevando en estos momentos la voz cantante en cuanto a los infectados por COVID-19 -especialmente por los números que está mostrando al mundo Nueva York, que ha alcanzado cuotas mucho mayores que en cualquier otra ciudad de Estados Unidos- y, a pesar de que algunos estados han calificado al Golf como una actividad esencial que sigue pudiéndose llevar a cabo, los vecinos canadienses han decidido coger por los cuernos el toro de los grandes eventos y han tomado una decisión que podría afectar de manera fulminante al RBC Canadian Open, que debería tener lugar del 11 al 14 de junio.
Y es que el alcalde de Toronto -lugar donde debería jugarse el Open del país de la hoja de arce- ha cancelado toda reunión pública que iba a producirse en la ciudad hasta el próximo 30 de junio como respuesta al coronavirus. En un comunicado, John Tory habló de “la larga batalla por delante” que le espera al país en la lucha por el COVID-19. “Si bien la ciudad reconoce la gran importancia que tienen tanto los eventos como los festivales, la protección de la salud y la seguridad de nuestros ciudadanos es la principal preocupación en estos momentos”, añadió.
Unas palabras que completó Don Peat, portavoz del consistorio: “Esta cancelación va dirigida a aquellos espectáculos que obtienen permisos de la ciudad para celebrarse, como pueden ser desfiles o festivales. Sin embargo, no incluye espectáculos deportivos como partidos de los Toronto Blue Jays, los Maple Leafs o los Raptors. Esta decisión proporciona una hoja de ruta clara para los promotores de cualquier otro tipo de espectáculo para que apoyen las recomendaciones en materia de salud acerca del distanciamiento físico como una manera de minimizar la transmisión”.
Así pues, el St. George’s Club, que no había acogido el evento desde 2010, se queda colgando de un hilo y con él los torneos que venían por detrás y que todavía seguían “pendientes de evolución”: el Charles Schwab, el Rocket Mortgage y el Memorial. Una mala noticia a dos meses vista.