Que Rory lleva bastante tiempo sin ser el Rory que conocíamos está fuera de toda duda. Sin embargo, a veces nos sorprende con algún que otro fogonazo que nos hace recordar que fue el número 1 del mundo y que se encuentra a solo una victoria en el Masters de Augusta de convertirse en un nuevo poseedor del Grand Slam. Ocurrió en la segunda jornada del Northern Trust cuando, tras acabar en el agua desde el tee de salida en el par 3 del 17, se sacó este chip de la manga.
Desde una distancia de 27 metros, el jugador norirlandés tenía que dejar la bola dada si no quería dejarse un posible compromiso de doblebogey con su clasificación para el fin de semana en entredicho. Y entonces se hizo la magia. La bola comenzó a rodar y rodar hasta encontrar la bandera, que ejerció de amortiguador y sirvió para que la bola se colara en el agujero para alegría del público congregado en el Glen Oaks de Nueva York. Un par que le sirvió para seguir peleando y, finalmente, meterse en los últimos 36 hoyos del evento.