Este sábado ha vuelto a salir a relucir que, aunque se consiga una ronda por debajo del par, la igualdad en el PGA Tour es tan grande que podría hacer que un jugador bajara posiciones aun habiendo vencido al campo. Si no que se lo digan a Rafa Cabrera (70 golpes, -3) que, pese a volver a tener un gran comienzo sobre la hierba del TPC Twin Cities de Minnesota, se las ha vuelto a ver con un final de ronda que ha tirado por tierra todo el trabajo que ha acumulado en los primeros compases del día.
Poco importó que el grancanario, que empezó su tercera vuelta por el hoyo 10, llegara a la séptima bandera después de tres birdies sin errores gracias a un juego sin apenas fisuras con el que se dejó oportunidades de acierto claras en todos y cada uno de los hoyos. Rafa, inmerso en la pelea por volver cuanto antes entre los 50 mejores jugadores del mundo, volvió a sufrir en sus carnes la ira del 17 -como el primer día- después de tripatear en el green para volver a situar su cartulina en -1.
Pese al revés, el isleño continuó peleando y con dos nuevos aciertos en el 18 y en el 2 volvió a situarse con un tres bajo par en el casillero que le hacía subir unas plazas hasta colocarse dentro de los 45 mejores. Sin embargo, el día de la marmota volvió a hacer acto de aparición en su ronda y dos nuevos errores en el 7 y el 8 colocaron todo definitivamente en el -1 que campea a estas horas en el marcador para así quedarse con el -3 total en un escaso Top 56.
Y es que a estas alturas Michael Thompson (68 golpes, -15) y Richy Werenski (68 golpes, -15) aventajan al español en doce golpes y abren un margen de dos impactos sobre sus grandes rivales Charl Schwartzel (66 golpes, -13) y Tony Finau (69 golpes, -13), que intentarán ponerle las cosas difíciles a estos dos líderes que ya llevan unas cuantas horas en lo más alto de la clasificación.