A poco menos de dos meses para que el Comité Olímpico Internacional (COI) dé luz verde a los deportes que tendrán cabida en los Juegos Olímpicos de 2024, a nadie le pasa por la cabeza que el golf no forme parte de ellos después del rotundo éxito que vivimos el pasado agosto sobre la hierba del Campo Olímpico de Marapendi. El espectáculo mostrado por el inglés Justin Rose y el sueco Henrik Stenson en la ronda final marcó un hito en la historia de la competición, y raro sería que no volviera a verse algo así a ocho años vista.
Y es que según hemos podido saber a través del diario británico The Guardian, una fuente que se encuentra dentro del COI ha manifestado esto mismo, que sería “muy sorprendente” que el golf no siguiera más allá de Tokio 2020 -recordamos que los deportes y sus distintas modalidades son revisados cada dos ediciones-. Lo que sí que está en tela de juicio es el actual formato, pues no muestra el verdadero espíritu de competición por países, como muchos golfistas se quejaron en la previa de la competición deportiva más grande en el mundo. El stroke play, como si se tratara de un evento más de cualquier circuito, deja a elección del espectador por quién toma partido de entre los representantes patrios, algo que desluce la competición.
Es por esto que se podría estar pensando en algo similar a la Copa del Mundo que dará comienzo en solo unas horas en Melbourne (Australia), con jugadores de un mismo país arrimando el hombro para obtener un éxito conjunto. Aunque para todo esto todavía queda algo de tiempo y primero se deberán hacer los formalismos necesarios para poder decir abiertamente que el golf ha calado hondo en el programa olímpico. Así comenzó el tenis en Seúl ‘88, y hoy es un clásico cada cuatro años. Esperemos que Los Ángeles, París o Budapest –las tres sedes que optan a acoger la cita- den el empujón definitivo a este gran juego.