Cuando fue cuestionado en la sala de prensa por este motivo no se lo podía creer. Rahm abrió los ojos, miró a su derecha y volvió a preguntar: “¿Casi 50 mil personas han venido a vernos?” Sí, Jon. En concreto 47.218 espectadores acudieron esta semana al Centro Nacional de Golf a saborear tu triunfo, un triunfo de todos a tenor de calor y cariño desplegado por la grada en estos 72 hoyos. Ni el viento, ni el frío pudo más que el tener la ocasión de disfrutar de un jugador único que ya está marcando una época para el Golf español.
Allí donde tantos otros ilustres de nuestro deporte no pudieron demostrar su valía, el vizcaíno llegó, vio y venció -como Julio César en su célebre locución ante el senado romano-. Era la primera vez que participaba en el Open de España tras su debut como profesional y lo cierto es que no lo olvidará nunca. Situándose desde bien temprano en las primeras posiciones de la tabla, el actual número 4 del mundo dio motivos al público para creer en el triunfo.
Y la grada se fue contagiando poco a poco de un entusiasmo que pocas veces hemos visto, celebrando los rugidos del León y transmitiéndole cariño en sus contados fallos. Aunque no fue al único al que le tendió la mano. La Armada al completo contaba con este apoyo. Elvira, Campillo, Cañizares, Otaegui, Victor Pastor, Larrazábal, Samuel del Val, Anglés o Sebas García también tuvieron la ocasión de comprobar qué es jugar en casa durante un fin de semana en un espectáculo único con el que era difícil que no se erizasen los pelos.
Esperemos que la organización y los patrocinadores sepan reconducir este viento a favor y que este torneo, nuestro torneo, vuelva a ser un referente en toda Europa. Los jugadores y el público lo merecen… y lo quieren.