Lo que le sucedió ayer a Paul Casey en el Alfred Dunhill Links no se ve con frecuencia en un campo de golf y mucho menos en un torneo profesional. Jugaba el inglés su segundo golpe en el hoyo 12 (3 de su vuelta) en Kingsbarns dejando la bola en green para patear para eagle, hasta ahí todo normal.
La sorpresa vino cuando un perro conocido en los alrededores que responde al nombre de «Digby» cogió la bola de Casey saliendo con ella del green. El jugador se disponía a jugar con otra bola cuando se dio cuenta que un espectador detuvo al can y logró que soltara la bola en las inmediaciones del tee del 13. Revisada la regla, se permitió a Casey reponer la bola y jugar la original, finalizando el hoyo con birdie.
«Es la cosa más rara que me ha sucedido en un campo de golf. Me di cuenta en el tee del 12 que el perro nos seguía por el recorrido pero no podía imaginar que le cogiera el gusto a mi bola. Hubo un momento en que el pánico se apoderó de mí ya que me preguntaba si iba a tener que jugar donde la encontré!», declaró Casey sobre esta anécdota.
Casey, que juega el torneo con el nadador Michael Phelps, finalizó su ronda al par del campo.