Después de que se anunciara hace un par de semanas el aumento de premios en algunos torneos por parte del PGA Tour, la pregunta era más que evidente: ¿por qué ahora sí? La sombra de la usura que manifestó en más de una ocasión Phil Mickelson sobrevoló el PGA Tour y aquellas lastimeras palabras de Jay Monahan en las que hablaba sobre la imposibilidad de luchar económicamente contra el LIV Golf quedaron en entredicho. Un tema que ha vuelto a ponerse sobre la mesa hace unas horas como consecuencia de un reportaje del Wall Street Journal en el que se hablaba de los gastos que estaba asumiendo el PGA Tour en los últimos tiempos.
Un apartado en el que los viajes del comisionado Monahan en el avión privado del circuito norteamericano han sido los grandes protagonistas. De hecho, en esta pieza de investigación se ha realizado un amplio repaso de los registros de vuelo, citando tanto viajes de negocios como personales. Un exhaustivo análisis ante el que el propio circuito ha tenido que dar explicaciones, citando que “Monahan está obligado a usar el avión corporativo para todos sus viajes aéreos porque proporciona el nivel óptimo de eficiencia, privacidad y seguridad”.
Sin embargo, se ha comprobado que la mayoría de estos trayectos cubrían distancias cercanas, que elevaban a miles de dólares las facturas de combustible que por vía terrestre podría haber subido a solo unos cientos. Esto por no hablar de otros gastos que han salido a la luz por parte de la gira de las barras y estrellas, donde la nueva sede de la gira -alrededor de 82 millones– se lleva gran parte del pastel. Y es que el sueldo de Monahan en 2020 –14,2 millones– y las indemnizaciones por despido y otras compensaciones –40 millones– han sido otras de las cantidades que el medio citaba en su noticia.
Unos datos que han sido refutados por el PGA Tour, que ha asegurado que, en la próxima campaña, de los 1520 millones de dólares en ganancias proyectados, el 55 por ciento irá a parar a sus jugadores. La pregunta que nos hacemos es: ¿por qué hasta ahora no era así?
The PGA Tour is in a financial war with LIV Golf. Meanwhile, commissioner Jay Monahan travels everywhere on a Tour-owned private jet—one of several signs of big corporate spending. https://t.co/9QakWaGl2E
— The Wall Street Journal (@WSJ) September 14, 2022