Seguramente a estas alturas a Christina Kim le gustaría estar disfrutando de la consecución de la tarjeta de la LPGA tras una odisea de 144 hoyos en los que acabó ostentando un lugar en el Top 24 tras disparar 573 golpes para un total de +1. Sin embargo, a la jugadora norteamericana le ha salido el tiro por la culata después de haber tenido que estar desde el pasado jueves rindiendo cuentas de lo que acababa de hacer en el par 3 del 17 durante la sexta jornada de juego.
Allí, la propia Kim, Dewi Weber y Kendall Dye se encontraban disputando su vuelta en Pinehurst cuando nuestra protagonista se percató que Dye le hacía un gesto al caddie de Weber para confirmar qué palo estaba usando su jugadora para intentar buscar la bandera. Una acción que infringe de manera flagrante la Regla 10-2 sobre Consejos y otra ayuda: “Durante una vuelta, un jugador no debe pedir consejo a nadie, excepto a su caddie”. Kim no dijo nada en ese momento -tenía que haber supuesto dos golpes de penalización para sus rivales- y se esperó a terminar la ronda para comentárselo a un oficial.
Aquí, los caddies confirmaron que, efectivamente, se habían producido esos gestos, pero se mostraron enfadados con Kim al sugerirles que les podía haber informado a ellos directamente antes de hablar con los oficiales. Un cabreo que fue a más cuando la americana, nada más terminar la ronda, se dirigió a las redes sociales para dirigirles una puya: “Un consejo: si eres golfista, lee y conoce las reglas”. A partir de aquí, lo que podía haber quedado en una mera anécdota, terminó por convertirse en una polémica más grande.
“Me han llegado a llamar soplona”, llegó a comentar Kim en Golf Channel. “Desafortunadamente, a las Reglas del Golf no les importa quiénes son tus amigos ni tus emociones personales. Una de las cosas de las que me enorgullezco es de mi integridad y saber que tenía que hacer lo correcto. Si iba a sentarme allí a tratar de proteger a mis amigos infringiría las Reglas, que son sagradas, y sería injusta con las otras 95 jugadoras que estaban sobre el campo”, sentenció.
Un guante que recogió Dye, quien se mostró “muy decepcionada” por la acción “poco profesional y muy pública” de Kim. Un hecho que le acabó costando la tarjeta tanto a la propia Dye como a Weber debido a la sobreexposición de todos esos días, como confirmaron poco después.