En honor a la verdad hemos de decir que no ha sido la mejor vuelta del mundo la de este sábado para los dos jugadores españoles, pero los objetivos de ambos siguen intactos en este Shriners Hospitals for Children Open que se disputa en Las Vegas. Jon Rahm (-10) seguirá tirando en la última vuelta de martillo y cincel para seguir consiguiendo birdies con los que intentar superar el T15 logrado en el Safeway Open, el primer evento de la temporada, y quién sabe, de una victoria con esa opción lejana que se ha dejado, mientras que Gonzalo Fernández-Castaño (-6), con paso lento pero seguro, tratará de escalar puestos en la tabla con los que engrosar su lista de ganancias en este comienzo de curso.
El comienzo de ronda del golfista de Barrika dibuja a la perfección lo que han sido estos terceros 18 hoyos para el euskaldun: un vaivén de golpes buenos y de no tan buenos que han hecho de su tarjeta una montaña rusa de emociones. Y es que pese a los dos birdies en sus dos primeras banderas, pronto comenzaron a llegar los problemas en forma de bogeys, llegando incluso a tripatear en algún agujero.
Tal fue la locura que, tras finalizar la primera parte de su recorrido, llevaba acumulados la friolera de cinco birdies y tres bogeys en sus nueve primeras banderas, algo que solucionó en la parte final. Y de qué manera. Rahm terminó con un bogey y un birdie para restituir los dobles dígitos negativos en su casillero y quedarse a una distancia de solo dos golpes del Top 10 muy lejos, eso sí, de los guarismos marcados por Brooks Koepka (-14), Rod Pampling (-14) y de Lucas Glover (-15), que empezará el último día con la esperanza de superar el T5 de hace una semana en el Sanderson Farms Championship. Esa desventaja deja al jugador vasco con una leve opción de victoria, esa que dicen los profesionales, la que se encuentra dentro del arco de los cinco golpes.
El madrileño Fernández-Castaño, tras asegurarse un nuevo corte en esta temporada, ha tenido un día más tranquilo que el de su compatriota –aunque tampoco en exceso- y con cinco birdies y tres bogeys ha vuelto a marcharse a Casa Club con una cartulina bajo par en el bolsillo y con la sensación de estar haciéndolo muy bien en este comienzo de año –no en vano solo falló el corte en el primer evento-. Otra vuelta con números en rojo podría darle alas a la hora de afrontar con optimismo este final de 2016.