Donde las dan las toman, que dice el refrán. Y es que nunca antes la venganza había sentado tan bien y contaba con una carga tan alta de mordacidad e ironía. Las mujeres de Edimburgo han estallado públicamente contra el último bastión de misoginia en el Golf británico. Y es que, tras la votación del pasado mes de mayo en la que el complejo escocés ratificaba entre sus socios la decisión de no aceptar a mujeres como miembros de pleno derecho, el mundo entero ha sido clamor ante una decisión considerada por todos de otra época. Y hace solo unas horas hemos sido testigos de la última entrega de este rifirrafe entre el histórico campo y las mujeres de la capital de Escocia.
Un banco de un tranquilo jardín de Edimburgo cuenta desde ahora con un cartel que reza lo siguiente: “Los miembros del Muirfield Club Village están excluidos de sentarse en este sitio por orden de la población femenina de Edimburgo”. Bravo. Un gesto pequeño pero con tal carga significativa que ha sido de lo más comentado en las redes sociales en las últimas horas. Esta acción no hace otra cosa que poner el dedo en la llaga en algo tan básico como la igualdad de sexos y oportunidades ¡en pleno siglo XXI!
Pese a que en la actualidad existen miembros que abogan por un cambio en las normas para poder acoger a miembros femeninos –sobre todo desde que la Royal & Ancient sentenció al ostracismo al campo escocés en la rotación del Open-, todavía hay muchas reticencias desde dentro para que todo siga como está. Además, el número de votos necesarios para sacar adelante la propuesta, dos tercios, tampoco ayuda mucho. Solo queda esperar, pues, a que la presión popular surta efecto y desde Muirfield den marcha atrás a una prohibición a todas luces vergonzosa para el mundo del deporte.
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