Desde hace semanas venimos comentando que son las horas más tensas de Jay Monahan desde que asumiera el cargo de comisionado del PGA Tour. Las negociaciones en secreto mantenidas con el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí fueron un palo muy grande para muchos jugadores -incluidos Rory McIlroy y Jon Rahm-, que sintieron que se había traicionado su confianza después de muchos meses defendiendo a capa y espada las actuaciones que se estaban llevando a cabo desde la gira de Estados Unidos.
Es por esto que muchos de los golfistas que forman parte del circuito americano han decidido dejar de ser meros comparsas en esta historia y pasar a la acción. Lo han hecho a través de un despacho de abogados que representa a veintiuno de estos deportistas, que ha enviado una carta al PGA Tour solicitando “información sobre la consideración por parte del circuito de varias propuestas económicas que alterarán la estructura del mismo y pueden tener un impacto profundo tanto en las vidas de los golfistas”.
Todo ello después de que la junta directiva de la gira americana anunciara que había llegado a un acuerdo con Fenway Sports Group para la entrada al accionariado, al mismo tiempo que continuaban con las negociaciones con el PIF -que, según los primeros documentos elaborados a comienzos de verano, tenían como fecha límite el 31 de diciembre-.
El documento enviado por el despacho de abogados Susman Godfrey solicita más transparencia y una reunión con los directivos para “comprender el proceso que se ha seguido y que se seguirá en el futuro”, además de exigir como garantía que “todos los conflictos de intereses sean revelados y que se no se permita que influyan en el proceso de toma de decisiones”. Una pelota que ahora está en el tejado del PGA Tour y que no hace sino añadir más leña al fuego a un problema que se está enconando.
Ver esta publicación en Instagram
Puede seguir a OpenGolf en Facebook; Twitter; LinkedIn y suscribiéndose a través de este enlace a nuestra Newsletter Semanal