Si de su primera victoria en San Diego la imagen icónica es aquel putt de eagle que le llevó a fundirse en un gran abrazo con su caddie, de este triunfo hemos de destacar el putt del triunfo. Y es que poco le importó que se tratara del cuarto hoyo del desempate. El español agarró el palo con firmeza, se cuadró, apuntó… Y el resto ya lo conocemos. Un puro que le dejaba a Landry ante la difícil tesitura de tener que embocar para volver al tee.
El estadounidense no lo hizo y el vizcaíno se llevó la segunda victoria en el mejor circuito del mundo, algo que le empuja hacia el número 2 del ranking global.