“Y menos mal que ayer cayó agua por un tubo”. Con esta frase recibían centenares de aficionados los abultados resultados que iban llegando a Casa Club durante la jornada inaugural del US Open. Porque sí, sabíamos que la USGA lo iba a poner todo de su parte para hacer un torneo como los de antes –difícil para los jugadores-, pero lo que no sabíamos era hasta qué punto iba a afectar la preparación de Shinnecock Hills a los grandes protagonistas de la cita. Pues bien, ya sabemos que ha afectado una auténtica barbaridad.
No hay más que ver la tabla en estos momentos para darse cuenta de la auténtica escabechina que ha provocado el complejo neoyorquino que, si en la tarde del miércoles le tocó drenar agua en un conato de diluvio, este jueves le tocó hacer frente a las continuas rachas de viento -no ha sido el peor día en este aspecto, así que prepárense- para tener solo a cuatro jugadores de los 156 que tomaron parte por debajo del par del campo.
Y no, sintiéndolo mucho en este selecto grupo no hay ningún jugador de la Armada. Ni Rafa Cabrera-Bello (73 golpes, +3), ni Sergio García (75 golpes, +5) ni Jon Rahm (78 golpes, +8) han arrancado con buen pie en el segundo Major del curso y se han marchado a descansar con el gran objetivo de hacer borrón y cuenta nueva para tratar de meterse en un corte que el castellonense y el vizcaíno están bordeando. Después de todo, Cabrera-Bello ha sido el mejor de los tres en esta vuelta inicial y se ha asegurado un hueco entre los 20 mejores del torneo.
El isleño, que convirtió un gran birdie en el 2 para ostentar momentáneamente el liderato de la prueba, no volvió a probar las mieles del birdie y acabó cometiendo cuatro errores con los que finalizó el día con +3, a cuatro impactos de Scott Piercy (69 golpes, -1), Ian Poulter (69 golpes, -1), Russell Henley (69 golpes, -1) y Dustin Johnson (69 golpes, -1), dominadores del torneo. Sergio finalizó con dos birdies, cinco bogeys y un doblebogey y Jon con dos birdies, seis bogyes y un doblebogey para entregar dos discretas cartulinas.
Así como otros grandes campeones como Phil Mickleson (77 golpes, +7), Tiger Woods (78 golpes, +8) o Rory McIlroy (80 golpes, +10), quienes vivieron en primera persona las complicaciones en los greenes y tendrán que darlo todo para acceder a los últimos 36 hoyos.
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