Durante algunos minutos las sospechas apuntaban a que no se podría jugar ni un solo hoyo de los encuentros de la jornada del movimiento de este Masters de Augusta. Sin embargo, el tiempo dio algo de respiro a los jugadores que consiguieron hacer el corte en el primer Major del año y todos acabaron saliendo por los dos tees hasta completar como mínimo un tercio de esta tercera vuelta.
Es el caso del último partido del campeonato, el que contaba con Jon Rahm (Hoyo 6, -9) como protagonista, que pudo jugar seis banderas en otra tarde desapacible. Pueden parecer pocas, pero probablemente estas seis banderas disputadas vayan a posibilitar que el torneo finalice este domingo.
Y es que, a pesar de que la organización ya ha informado de que el campeonato se reanudará a las ocho y media de la mañana –seis horas más en la España peninsular-, también han señalado que la cuarta vuelta deberá arrancar a las doce y media en grupos de dos. Una noticia que, salvo nuevo viraje de la climatología, facilitará que podamos contar con un campeón antes de llegar al lunes. Eso sí, el domingo se va a convertir en una dura prueba de resistencia en la que solo sobrevivirá el más fuerte.
De momento, son cuatro los golpes de déficit con los que cuenta el León de Barrika después de un tempranero birdie en el 2 y dos bogeys consecutivos en el 4 y el 5. A esto se le une que Koepka (Hoyo 6, -13) sigue de dulce con los pares 5 y con un acierto en el 2 ha elevado su cartulina al trece bajo par. Ahora bien, es un resultado engañoso.
Y es que la situación antes de que sonara la bocina reflejaba una posibilidad de birdie del español -tiene que enfrentarse a un putt de unos tres metros– y un putt de cuatro metros del americano para intentar salvar el par. O lo que es lo mismo, que podría finalizar esta séptima bandera con solo dos golpes de diferencia entre ambos.
Un impresionante final de campeonato que, si el tiempo lo permite, debería de conducirnos en unas horas al primer gran ganador de la temporada.
Ver esta publicación en Instagram