Ha sido un verano feliz para Tiger. Vacaciones, algo de tiempo para la familia, anuncio a bombo y platillo de su vuelta a los campos… Lo cierto es que el californiano no podía pedirle nada más a este 2016. De hecho, lo poco que podía demandar también lo ha visto cumplido dando rienda suelta a su vena táctica con la elaboración de estrategias como vicecapitán del equipo estadounidense de la Ryder Cup de Hazeltine. Este trabajo detrás del escenario cuenta con la aprobación del capitán Davis Love III, su valedor, y de pesos pesados del combinado de las barras y estrellas como Spieth, Koepka, Reed o Fowler. Aunque desde el bando europeo ya han salido los primeros detractores.
Ha tenido que ser el inglés Lee Westwood, uno de los últimos en llegar al equipo, el que ha puesto los puntos sobre la íes en esta euforia desatada por la presencia de Tiger en el bando norteamericano. Y lo ha hecho ahondando en un terreno en el que muchos no han reparado, pero que se ha convertido en un campo problemático en todas y cada una de las siete ediciones en las que ha participado el golfista nacido en Cypress: encontrarle acomodo con un compañero.
“No sé qué impacto tendrá el que tengan a Tiger cerca, pero nunca ha sido un hecho diferenciador en la Ryder Cup”, comenzó diciendo el golfista de PING en una entrevista concedida a ESPN. “El Team USA ha fracasado gravemente siempre en la cuestión de encontrarle un acompañante. Esto podría crear un ambiente enrarecido dentro de la sala de equipo pues, aunque lo han intentado con muchos jugadores, todavía no han encontrado a nadie que congenie con él. Quizá sea diferente ejerciendo su trabajo como vicecapitán, pero eso no lo sabremos hasta la próxima semana”, sentenció.
¿Estará Westy tirando de veteranía para desconcertar a los jóvenes valores yanquis? ¿Habrá comenzado ya la guerra dialéctica? En solo unos días tendremos la respuesta.