¡Gigante Otaegui! Si ya de por sí la temporada de la Armada estaba rozando el sobresaliente, el donostiarra se ha encargado de ponerle un poco más de azúcar a este mágico 2017 con una extraordinaria victoria en el Paul Lawrie Match Play, un torneo que ha manejado a su antojo y en el que ha dado una increíble exhibición en la segunda parte de la final para alzarse con el premio y darnos una alegría en esta dura semana para todos los españoles.
Otaegui llegaba a la última ronda del domingo después de superar sus anteriores escollos con bastante suficiencia. Sin embargo, en los primeros nueve hoyos de la final nada parecía quedar de ese jugador. Adrián no encontraba el camino al agujero y firmaba nueve pares en sus nueve primeras banderas, algo que aprovechó el local Marcel Siem para marcar distancias. Birdies del germano en el 1, el 4 y el 8 y el teutón que apareció en el tee del 10 con un resultado de tres arriba con solo nueve por jugar.
Y entonces se hizo la magia. El golfista vasco cambió el chip, pensando quizá que no tenía nada que perder. Comenzó a golpear la bola como lo llevaba haciendo desde el jueves… Y el resto llegó solo. Otaegui sumó cinco birdies en las siguientes siete banderas que no encontraron la respuesta de Siem, que solo pudo conseguir vencer en el hoyo 13. Desde aquí, las cuatro siguientes banderas se las adjudicó el donostiarra para colocar su primera victoria en el European Tour después de muchos meses detrás de ella.
Alejandro Cañizares, quien competía con el sueco Johan Carlsson por el tercer escalón del podio, acabó cayendo con el escandinavo por un resultado de 3&2 después de ver cómo le remontaban la ventaja de uno arriba con la que llegaba al tee del 12.
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