Jugando la primera jornada, antes de iniciar el juego del hoyo tres, Tano Goya decidió cambiar la bola que había jugado en el hoyo anterior. Su caddie sacó una bola nueva de su bolsa, con la que Tano consiguió hacer birdie al tres y par al cuatro. Sin embargo, al sacar la bola del agujero en el hoyo cuatro, Goya se dio cuenta de que tenía un problema.
La Regla 15-1 dice que “un jugador debe terminar el hoyo con la bola jugada desde el lugar de salida, salvo que la bola este perdida o fuera de límites o el jugador la sustituya por otra bola, esté o no permitida la sustitución (ver Regla 15-2).” Esto significa que, salvo que sea de aplicación alguna Regla, se debe terminar el hoyo con la misma bola que se haya jugado en el lugar de salida. Pero también significa que, en el lugar de salida, antes de iniciar el hoyo, el jugador sí que puede cambiar de bola, como así lo hizo Tano.
Entonces, ¿qué es lo que preocupaba a Goya?
Una condición de la competición bastante habitual en las competiciones profesionales, y en vigor en las competiciones del European Tour es la que se conoce como la “condición una bola”.
No significa que los jugadores hayan de jugar toda la vuelta con una sola bola sin poder cambiarla, sino que, si la cambian, han de usar siempre, a lo largo de toda la vuelta, la misma marca y modelo de bola. En particular, la condición de la competición dice:
“Durante una vuelta estipulada, las bolas que juega un jugador deben ser de la misma marca y modelo con que figuran en una sola vez (entrada) en la Lista en vigor de Bolas de Golf Homologadas.”
La penalidad por infringir la norma, en el juego por golpes, es de dos golpes por cada hoyo en el que haya habido una infracción, con una penalidad máxima de cuatro golpes. Eso sí, una vez se descubre que el jugador ha infringido esta Regla, debe abandonar esa bola antes de iniciar el siguiente hoyo, pues de no hacerlo así está descalificado.
Lo que Tano descubrió al sacar la bola del agujero fue que la bola que su caddie le dio en el tee del 3 no era de la misma marca y modelo con la que había iniciado la vuelta estipulada. De resultas de ello, Goya hubo de incorporar 4 golpes de penalidad a su resultado de la primera vuelta, terminando ésta con tres golpes sobre el par del campo.
Tano, que era el único que pudo haberse dado cuenta de su infracción, puso el acto de integridad necesario para el guión de la película. Faltaba el final feliz, que había de llegar en la segunda jornada.
El segundo día el corte se situaba en dos por debajo del par. Tano estaba recuperando golpes, pero no los suficientes para levantar los cuatro golpes de penalidad del día anterior
Así, tras la salida del hoyo 18, un par cuatro de 392 metros, Tano se encontraba tres bajo par del campo, par al total, a dos golpes del corte. Necesitado de un milagro, o de un final de película, Tano consiguió embocar su bola de segundo golpe, haciendo el necesario Eagle que le permitiría pasar el corte. Un final de película para Goya.