Asusta el ascenso en coche hacia la casa club de Golf d’Aro Mas Nou. Pero puedo asegurar que es un espejismo. Nunca vi un diseño tan plano en plena montaña. Es espectacular cómo este campo aprovecha la montaña en zig-zag sobre la orografía. Su visita es obligada. ¡Qué vistas!, y vaya hoyos más interesantes y divertidos.
Su casa club es de piedra, tradicional, acogedora y elegante. Tras jugar sus 18 hoyos, mas Npu nos desciende hacia Lloret de Mar, la costera ciudad de playa grande y arenosa que guarda ciertos secretos a conocer.
Por ejemplo, comeremos antes en ‘Sa Cova’, en Platja d’Aro (calle Once de Septiembre), en el que destaca su tataki de atún con tempura de verduras, para después acercarnos al paseo marítimo de Lloret y estirar las piernas hasta el rincón más caribeño y romántico de toda la Costa Brava, el Constantí Ribalaigua, en donde no me marché sin tomar un buen daiquirí al calor de su chimenea central acristalada.
Un excelente lugar para pasar la noche, y todo el día posterior, es sin duda el Hotel Santa Marta. Sus cuatro estrellas, que fueron referencia turística, siguen destelleantes por su ubicación única, al pie de una cala bellísima y bien atendida. El Hotel está en la Playa de Santa Cristina, es acogedor, confortable, limpísimo y tranquilo.
Después del merecido descanso me dirigí a la capital, a Girona, para disfrutar con su sorprendente casco antiguo y sus barecillos realmente amigables. Luego, me esperaba el Meliá Golf Vichy Catalán, nuestro siguiente parada al pie de dos campazos, el Stadium Course y el Tour Course.
Próximos golpes: Hotel Meliá Vichy Catalán y PGA Golf Cataluña Resort