Gonzalo Fernández-Castaño lo está dando todo en el Open USA, el segundo Grande del año. Y eso que el campo de Merion tiene unas fauces escondidas tras los focos que alumbran el escenario. El madrileño lleva dos rondas de 71 y 72 para 3 arriba, y a trancas y barrancas, como todos; a base de hacer un ‘birdie’ por aquí que compense el ‘bogey’ de allá, la verdad es que Gonzalo figura en el puesto decimoséptimo provisional de una segunda ronda inconclusa, empatado con Tiger Woods y Rory McIlroy, los dos mejores golfistas del planeta.
El liderato sigue en manos del zurdo de San Diego Phil Mickelson, de 42 años, se acostó el jueves como líder y se levantará el sábado de igual manera para acudir a Merion, o al infierno según se mire. Phil es líder gracias a un ‘putt’ muy largo que metió para ‘birdie’ en el último hoyo, el 18.
Merion, que se presentó a comienzos de semana como un recorrido corto y sencillo excepto siete hoyos, ha logrado consumar una sangría en la elite del golf mundial tras casi dos vueltas.
Mickelson, con cuatro Grandes en su palmarés pero ninguno de ellos en el Abierto de su país, salvó un 72 (2 arriba) y el liderato con un ‘putt’ de ocho metros en el temible hoyo 18, el tercer par 4 más largo en la historia de este torneo, con 476 metros. Fue su único ‘birdie’ del día, pero que le sirvió para igualar con Billy Horschel, un jugador de 26 años que este año ya ha ganado el Zúrich Classic a finales de abril y que comenzó el pasado año a trabajar con Fran Pirozzolo, un psicólogo deportivo que le recetó meditación y ejercicios de respiración.
En cuanto al favorito, Tiger Woods, con 73 y 70 golpes se mantiene en posición de ataque para el fin de semana, siempre que el codo le respete.
Notah Begay, su íntimo amigo, describió no obstante el problema que Tiger debe solventar, que es un dolor intenso en el codo, especialmente cuando tiene que «meter las manos» en el ‘rough’.
Woods, y según Begay, tiene una inflamación en el codo, que se está tratando con hielo y estimulación eléctrica. Su posición en la pizarra es que, con 3 arriba, figura en el ‘top-20’, a solo cuatro golpes de los líderes, empatado con McIlroy y Fernández-Castaño.
José Mari Olazábal fue uno de los que se estrelló en la segunda ronda, como tantos otros (el argentino Ángel Cabrera o el norirlandés Graeme McDowell), pero se estrelló. El golfista guipuzcoano se fue con 81 golpes en la tarjeta (+11), mejor que la que él mismo entregó el año pasado en la segunda ronda del PGA Championship (86 golpes), pero con idéntico global (+16) para abandonar este segundo torneo de Grand Slam del año.
Olazábal, de 47 años y que logró el pasaporte para Merion en una de las previas que se disputó en Inglaterra, se cayó con todo el equipo en la segunda ronda: cuatro doble ‘bogeys’, cinco ‘bogeys’ y dos ‘birdies’. Hecatombe que propicia Merion, que parecía un campo chiquitín y manejable, pero en el que solo dos golfistas le van ganando.