SEMANA ANTERIOR: PEUGEOT ALPS EN MADRID
El viernes de la semana anterior, tras pasar justo el corte por un golpe en el Club de Campo Villa de Madrid, jugando el Peugeot Alps, me llegué a replantear borrarme del Cto. de España por la necesidad de descansar de golf, me notaba saturado. Lo que es el golf…
No estaba contento conmigo mismo, pero salí el último día a disfrutar, me relajé y firmé 65 golpes (-6), con un juego muy sólido. Remonté casi 30 puestos terminando 8º. Buenas sensaciones para viajar hasta Álava.
LLEGADA A IZKI GOLF
Llegamos a Izki con la convicción de que si era capaz de ser paciente y sacar mi juego, el domingo estaríamos en buena posición para ganar. Y así fué.
El martes entrené el campo por la mañana y me encantó. Además tomé consciencia de que era un campo que se adaptaba a mi juego. Eso me dió confianza y tranquilidad.
El jueves y viernes jugué con Carlos García y Santi Luna, dos ex-campeones de España. Un partido super cómodo, porque ambos son dos grandes jugadores y personas. Firmé 68 golpes (-4) y 69 (-3) respectivamente. Jugué muy sólido y muy seguro. Tras el corte me puse leader y no volví a abandonar esa posición.
En mis dos victorias anteriores como profesional (Cto. de España de la APG ’08 y la Gran Final Peugeot Tour ’11) siempre llegué por detrás el domingo, aunque siempre en la partida estelar, pero en esta ocasión yo era el hombre a batir, y llevaba dos días aguantando en la cima los embistes de los demás jugadores, que ninguno de ellos era manco.
LLEGA EL DOMINGO
Me siento nervioso, pero muy seguro de mí mismo. Me sentía preparado oara superar cualquier situación. La tensión desde la noche anterior estaba instalada en mi estómago, pero esa es una sensación que me encanta, me chifla, me recuerda que me estoy jugando mucho, que estoy frente a un momento importante y eso me hace sacar lo mejor de mí mismo.
TEE DEL 1
Pego un mal driver, pero después de mandar la bola al green de segundo meto un buen putt de 10 metros para birdie. Parecía un comienzo esperanzador. Nada mas lejos de la realidad.
Hoyo 2 buen par. Parece que la cosa va bien…
Hoyo 3, par 5 corto y cómodo. Primeros problemas. Cierro de más la bola con el driver y se me queda injugable en una mata. Golpe de penalidad y hago un buen bogey con approach y putt. Primer traspiés.
Hoyo 4, par 4 largo. Mando la bola al rough alto, pego de segundo un hierro 8, se me cierra totalmente la cara del palo y mando la bola 30 metros a la izquierda de green todavía en la maleza. Mal asunto. Juego un approach buenísimo dejándola a un metro, hago un gran par.
Hoyo 5, par 4 corto, salgo con hierro 3 y ¡Premio! Cañazo inhumano, socket de libro, no entendía nada. Pensé que esto no me podía estar pasando. Hacía años que no pegaba un socket. Tuve la suerte de encontrar la bola y sacar el bogey. Mal menor. Seguía siendo el leader, pero tenía compañía, y mi mente estaba divagando, tratando de entender algo, mi swing parecía haberme abandonado, eran momentos de gran confusión.
Mi mujer me dijo que a qué narices estaba jugando, trató de darme ánimos y yo le contesté que no sabía que me estaba pasando pero le dije: «mantengamos la calma y tratemos de regresar a nuestra burbuja, hay que volver a controlar el swing y el juego». Tardé dos o tres hoyos en volver a concentrarme como quería, mientras sólo hacía pares, y necesité dos hoyos más para sentir que mi mejor swing había vuelto.
Estaba en el tee del hoyo 11 y ya volvía a sonreir, hice dos grandes swings y rocé el hoyo para birdie.
PUNTO DE INFLEXIÓN
Hoyo 12, la clave. Par 5 con brisa en contra. Pego driver potente al centro de calle, de segundo juego un hierro 4 a 206 metros del hoyo más la brisa en contra. Hago un swing a máxima potencia, la empalo, veo salir la bola como un obús buscado la bandera que estaba corta a la derecha. La bola vuela con un precioso draw. No estaba seguro de si iba a coronar el green o iba a caer al bunker corto porque sabía que iba justo de palo. Saco puño cuando la veo aterrizar en green a unos 5 metros. Ha sido uno de mis mejores golpes de mi vida. ¡Eagle! Gran putt. Vuelvo a resurgir.
EL «TAPADO» FIRMA -11
Desde el hoyo 15 sé que Sebastián está en casa club con una última vuelta de 64, -11 total, en ese momento estoy empatado con él en primera posición. El resto de jugadores estaban mínimo a dos golpes, por tanto -11 era la referencia.
Ahí lo único que pensé fue: «bueno, él ya no puede hacer nada, ahora soy yo quién puede hacer un birdie».
Hoyo 17. Par 3 muy duro, 195 metros al hoyo. Vuelvo a pegar un hierrazo 5 muy sólido, alto y recto a bandera, la dejo a escasos tres metros para birdie, pero vuelvo a fallar el putt. La paciencia sigue intacta.
EL HOYO DECISIVO
Hoyo 18. Par 5 largo. Necesitaba el birdie para ganar. Sentía que podía hacerlo. Arriesgué desde el tee con un hierro 3 alto y cerrado fuerte por encima de los árboles para poder quedarme en distancia de llegar de segundo. Perfecta en el centro de la calle. 259 metros a la bandera. Vuelvo a arriesgar pegando madera 3. No podía permitirme dejarme nada. Hago un swing agresivo y la bola sale recta muy rápida y sólo 3 metros a la izquierda de bandera. Parecía que era perfecta, pero justo bota en antegreen a altura del hoyo y sale despedida pasándome el green unos 15 metros.
Approach delicado, green cuesta abajo, poco espacio para trabajar, stance cuesta abajo y en semirough. Lo hago realmente bien y me dejo un putt de metro y medio para ganar. Cuando marco la bola y veo el putt que tengo para ganar me río, el golf me estaba poniendo a prueba de nuevo:
Todos los días había fallado un putt desde esa distancia, era la distancia más incómoda para mí, porque sientes que estás en la obligación de meterlo y encima no tienes confianza. Una cosa es tirarlo bien y que no entre y otra es tirarlo tan mal que no tenga opciones nada más salir. Lo que me estaba pasando era lo segundo, y venía ya desde hace meses.
Es por eso que me salió la sonrisa, no me podía creer que tuviera ese putt para ganar, pero no me podía esconder y no dudé, acepte el reto que tenía ante mí y me dije: «la vas a meter».
A medida que repuse la bola en el green, recogí mi cuarto de dolar de Singapur y fui haciendo la rutina, tuve la sensación de que los nervios iban desapareciendo y tiré un putt perfecto, la bola entró suavemente por el centro del hoyo.
Mi mujer estaba más nerviosa que yo, me abrazó nada más ver que la bola se colaba en el agujero, al fin y al cabo, ella me está ayudando mucho desde hace tiempo y tiene parte de culpa de mi progresión. Sus lágrimas aparecían en los ojos de emoción. Yo aún era consciente del todo.
Debo reconocer el comportamiento tan ejemplar del público de Izki. Adoro jugar con tanto público, disfruto haciéndoles disfrutar con mi juego. Ha sido una semana muy bonita, ya que acudió mucha gente a ver golf. Ójala fuera siempre así.
Es un orgullo haber ganado este trofeo, haber inscrito mi nombre junto a muchos de los mejores jugadores que ha dado España, como Seve, Jiménez o Luna.
Esta victoria certifica el buen trabajo que estamos haciendo. Tengo un equipo detrás al que les debo casi todo: mi mujer Cristina, Kiko Luna, Oscar del Río, Paco Fernández, Jesús Rodríguez, Antonio Puebla y Santi Luna. Cada uno de ellos me aporta algo, he aprendido a sacar el jugo a sus enseñanzas.
El próximo objetivo es volver a luchar un domingo por ganar en el Asian Tour o European Tour. Pero debo tener los pies en el suelo, esto ha sido sólo un bonito premio en un largo camino como jugador de golf.
El próximo torneo será la primera semana de septiembre, en Holanda, KLM Open del European Tour, gracias a invitación por parte de un genio del golf: Miguel Ángel Jiménez.
Antes hemos cogido 15 días de vacaciones en Cádiz, nos encantan estas tierras. Su gente, sus playas, su pescaíto… Necesitamos desconectar y cargar la pilas, que a partir de septiembre me espera un final de año frenético.
Autor: Javi Colomo, Profesional de Golf
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