Keegan Bradley rompió las apuestas, hizo añicos los pronósticos y puso a flote el orgullo del golf estadounidense gracias a su victoria en el último torneo de ‘Grand Slam’ de la temporada.
Bradley, de 25 años, es la savia nueva que tanto reclamaba la gran potencia del golf mundial tras las vicisitudes de Tiger Woods.
Su figura escapa del anonimato de manera temprana y encuentra el camino hacia una nueva vida profesional gracias a la gran victoria en el Campeonato de la PGA, consumada tras un desempate en los tres últimos hoyos del estresante Atlanta Athletic Club.
Su compatriota Jason Dufner, que manejaba una renta de cinco golpes en los últimos cuatro hoyos del torneo, fue el damnificado en el duelo final por alcanzar la gloria.
El inexpresivo Dufner dilapidó esa jugosa renta, con un pulso tembloroso en la recta final. Dufner sucumbió con todas las de la ley frente a Bradley en el desempate, por un solitario golpe.
Lamentablemente para Dufner, un jugador desconocido de 34 años y sin títulos del PGA Tour, a partir de este instante se le recordará más por la ventaja que desperdició y el título que dejó escapar que por su digno segundo puesto final.
Al contrario, Bradley no olvidará cómo, tras cometer un triple ‘bogey’ en el par 3 del hoyo 16, se recompuso con dos ‘birdies’ en las tres banderas finales para colarse en el desempate.
El golf estadounidense conserva, desde 1994, al menos a un campeón por año en los cuatro torneos que conforman el ‘Grand Slam’.
Asimismo, la cifra de nuevos campeones con Keegan Bradley se eleva a trece en los trece últimos ‘majors’ disputados.
El torneo, que parecía dormido por la escasa presencia de los nombres relevantes del escalafón, tuvo en cambio un desenlace trepidante.
Dufner y Bradley encaraban el tramo final con cierta ventaja sobre el sueco Robert Karlsson y el danés Anders Hansen, estos dos últimos los grandes animadores de una memorable pelea en la ronda final.
En el hoyo 16, Bradley visitó el agua y le dejaba a Dufner cinco golpes de ventaja para manejar en cuatro hoyos finales.
Pero Dufner tembló como un flan mientras Bradley jugó con agresividad y sin nada que perder. La partida fue para este último, quien desde niño oyó, vio y disfrutó con los grandes éxitos de su tía, Pat Bradley, una gran campeona de los años 80 y por sus éxitos en el Salón de la Fama.
Bradley embocó un ‘birdie’ para las videotecas en el hoyo 17, con un ‘puro’ de más de 15 metros que hizo temblar los cimientos del ‘green’. Una hora después, se abrazaba a su familia en el último acto, con el título en el bolsillo y una carrera prometedora en el horizonte.
Dufner fue segundo, con los mismos 272 golpes (-8) que el campeón, Hansen acabó tercero, a un golpe, y Karlsson, David Toms y Scott Verplank compartieron la cuarta plaza.
Sergio García firmó su tercera tarjeta consecutiva con 69 golpes (-1) para cerrar el torneo en una digna duodécima plaza.
Pablo Larrazábal terminó en el puesto 45º merced a la mejor tarjeta del día, 66 golpes (-4) y Miguel Ángel Jiménez en el 64º después de entregar 77 (+7).
Fuente: EFE
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