El ritmo del Abierto de los Estados Unidos de golf es ya bestial por culpa de un joven de 22 años nacido en Holywood (Irlanda del Norte), Rory McIlroy, quien amplió su liderato hasta los 11 bajo par, el registro más bajo después de 36 hoyos en los 111 años de historia de este torneo y pese a terminar con un doble ‘bogey’ en el hoyo 18.
Después de dos rondas las cifras de McIlroy asombran: 65 y 66 golpes. Batió por un golpe el récord de 132 establecido en 2009 por el estadounidense Ricky Barnes.
Debido a la renta ya adquirida de 8 golpes sobre su inmediato perseguidor, el coreano Y.E. Yang, McIlroy acabará la segunda ronda instalado cómodamente en el liderato por segundo día consecutivo.
Mucho más discretos, y más humanos ante las enormes dificultades del campo del Congressional, se comportaron hoy los españoles Sergio García y Álvaro Quirós. Ambos sellaron el par del campo (71) y presentan cifras interesantes para estar en la pelea del fin de semana, con permiso, claro, del hasta ahora intratable McIlroy.
García suma -2 y Quirós se situó un peldaño más abajo, aunque la nota amarga para el golf español fue la despedida del veterano Jiménez -hoy mejoró con 73 golpes-, quien atragantado en este campo y a 19 golpes del líder se quedó fuera de un corte que ha puesto carísimo el -11 de McIlroy.
De los 156 golfistas en liza, solo jugarán el fin de semana los 60 mejores y empatados, pues tras el -11 de McIlroy la regla de los diez golpes quedará sin efectos prácticos.
Otro dato relevante de este prodigio llamado a liderar en breve el golf mundial es que acaricia, incluso, batir una marca que Tiger Woods logró en el Abierto estadounidense del año 2000 disputado en Pebble Beach (California). Entonces, Tiger lideró el torneo tras dos rondas con un margen de seis golpes sobre el segundo. Es el mejor registro oficial de la historia de este ‘major’.
Al acabar aquel Abierto, Tiger ganó con -12 y una ventaja de 9 golpes sobre los segundos clasificados, Miguel Ángel Jiménez y Ernie Els.
La segunda obra maestra de McIlroy, el octavo del mundo, en este Abierto sólo tuvo un error de bulto, en el último hoyo y tras 35 consecutivos sin «bogeys»: envió desde el ‘tee’ la bola al «rough» de la izquierda y acto seguido dio un gancho en el segundo para acabar en el agua. El fallo le costó un doble «bogey» para terminar.
Antes, no obstante, el recital del norirlandés se tradujo en cinco ‘birdies’ y, sobre todo, un ‘eagle’ que arrancó los aplausos hasta de Phil Mickelson, compañero de partido.
McIlroy pegó de segundo golpe en el hoyo 8 (un par 4) un ‘pitch’ desde 100 metros, con efecto de retroceso, que entró.
En el primer torneo de ‘Grand Slam’ del año, disputado en abril en Augusta, McIlroy lideró el torneo durante las tres primeras rondas. El domingo arrancó con una ventaja de cuatro golpes que dilapidó al firmar 80. Acabó en el puesto decimoquinto.
«Aprendí la lección», admitió poco después McIlroy. Y por el momento, el chico de las pecas y los rizos, que a los dos años enviaba la bola con el ‘driver’ a 36 metros y que dejó los estudios prematuramente por dedicarse a tiempo completo al golf camina decidido hacia su primer título de ‘Grand Slam’.
«He estado muy cerca del mejor juego que puedo hacer», comenta McIlroy en declaraciones que recoge la web del PGA Tour.
Otro norirlandés, Graeme McDowell, fue el campeón el año pasado del Abierto estadounidense, con lo que acabó con 40 años de sequía de triunfos para un golfista europeo en este torneo.
McIlroy podría convertirse en el campeón más joven del Abierto de los Estados Unidos desde que lo hiciera una de las leyendas del golf, Bobby Jones, que lo hizo como ‘amateur’ en 1923.