Ser o no ser, ese es el dilema que escribió Shakespeare para su personaje de Hamlet y que parece atenazar siglos después a Rory McIlroy desde que éste admitiera su preferencia por acudir bajo bandera del Reino Unido y no de Irlanda a los Juegos Olímpicos de 2016. La relación del jugador con este asunto ha dado una nueva vuelta de tuerca y cada vez se torna más complicada.
El último capítulo de este ‘ser o no ser’ se produjo con unas declaraciones del propio Rory a la BBC británica y en las que comenta que se plantea también la posibilidad de renunciar a la cita de Río 2016, en donde el golf recuperará su estatus de deporte olímpico.
Los bandazos de McIlroy, de 23 años, sobre esta cuestión han sido notables, sobre todo desde la mencionada primera declaración de intenciones. Tras inclinarse hacia el Reino Unido y ante la posterior presión de la opinión pública de su país de origen, Irlanda del Norte, McIlroy rectificó, proclamó su naturaleza irlandesa y comentó que aquello fue producto de una mala interpretación, y que aún era pronto para tomar una decisión.
Esta misma semana y en la BBC, el número uno del mundo, y quizá como una maniobra disuasoria ante su inminente anuncio de su contrato multimillonario con Nike, comentó: “Siento a Irlanda del Norte y obviamente siendo de Irlanda del Norte tengo una conexión con Irlanda y otra conexión con el Reino Unido. Podría jugar para uno y otro lado, o no jugar, porque me podría transformar en muchas personas a la vez”.
“Son las tres opciones que estoy considerando muy cuidadosamente”, apostilló.
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