Rory McIlroy no parece ni a la sombra que proyectó a finales de 2012, tras ser el mejor golfista a ambos lados del Atlántico. McIlroy se convirtió, también por entonces, en el mejor golfista del planeta, rompió su relación con Titleist y se pasó al club Nike en donde milita Tiger Woods.
En lo que va de campaña, los resultados de McIlroy no convencen ni al propio jugador norirlandés, quien se intenta adaptar a su nuevo material, quien duda si defenderá a Irlanda o a su país en la cita olímpica, que no sacó conclusiones tras el primer torneo de Grand Slam (Masters de Augusta), con una tercera ronda con 79 golpes, y que ha sido rebasado por Tiger no solo en la clasificación mundial.
«Estoy claramente frustrado», dijo McIlroy, de 24 años, tras firmar 78 golpes (6 arriba) en su primera ronda en el Memorial. «No encuentro explicaciones para este resultado», confesó.
En el Muirfield Village de Ohio, McIlroy inicio su undécimo torneo de 2013. Ha logrado cuatro ‘top-10’, incluido un segundo puesto en el Valero Texas Open. Perdió dos cortes, además del cosechado la semana pasada en Wentworth, y se retiró después de 28 hoyos en el Honda Classic.
Mclroy opinó que sus errores el año pasado no eran tan agudos como los actuales. «Este año pierdo calles hasta por 12 metros», indicó el segundo mejor jugador del mundo.
El norirlandés anunció hace dos semanas un cambio de aires en cuanto a la compañía que manejaba sus intereses comerciales y competitivos. «No tiene nada que ver, estoy centrado en mi juego, como siempre», declaró McIlroy minutos antes de comenzar una sesión vespertina en la cancha de prácticas del Muirfield Village.
La tarea que hora tiene por delante McIlroy es ardua. Debe presentar una gran vuelta bajo par para atravesar el corte y salir del pozo de la clasificación del Memorial, en donde ni él mismo se identifica.