Trece son los próximos días que Tiger Woods irá tachando noche a noche en su calendario. El exnúmero uno tiene un objetivo que cada vez ve más probable: ganar el Masters de Augusta el domingo 8 de abril. Quedan menos de dos semanas y el californiano se prepara para provocar un movimiento sísmico en el golf mundial con una quinta Chaqueta Verde y un decimoquinto título de ‘Grand Slam’.
Si lo consigue se quedaría a una Chaqueta Verde de igualar las conseguidas por Jack Nickalus (ganó seis) y a tres ‘majors’ del récord de 18 que conserva este último.
“Mi juego mejora semana a semana. Cada torneo que pasa me siento con más confianza y esa es la idea. Mis miras están puestas para abril”, avisó Tiger, de 36 años, tras firmar la mejor vuelta de su vida (62 golpes) en la última jornada del Honda Classic, el torneo que encumbró fugazmente al norirlandés Rory McIlroy.
Tiger ganó el Arnold Palmer Invitational, un torneo que ha conquistado ya en siete ocasiones, y ha recuperado el olfato. El viernes firmó 65 golpes sin fallos. El domingo, su polo color cereza tuvo el mismo poder intimidatorio de antaño.
“Creo que solamente necesitaba tiempo para coger el ritmo. Cambié de técnicos y tuve lesiones el año pasado y eso me afectó. El enfoque ha sido seguir trabajando y pegar de forma más sólida”, agrega en unas declaraciones que recoge el PGA Tour.
Tiger llegó a Bay Hill (Orlando) en el puesto decimoctavo del ránking mundial. Sale de allí en el ‘top-ten’. Han transcurrido siete años desde su cuarto y último título en Augusta. Su objetivo: ganar el Masters 2012 y recuperar completamente su estigma.