“Jugar fuera de Europa complica las cosas pero al final todo depende de los jugadores, de cómo jueguen esa semana. Los americanos harán todo lo posible para ganar, tienen más motivación por hacerlo en casa. Tenemos un reto difícil por delante pero contamos con jugadores jóvenes que están jugado muy bien y si siguen así, pueden hacer un gran papel en el equipo.
Ahora hay seis europeos entre los diez primeros del mundo, pero, sinceramente, eso no me interesa, lo importante para la Ryder es que los 12 miembros del equipo estén jugando bien.
He renunciado a una elección porque es algo que ya ha funcionado en el pasado, y me parece que si coges a los cinco primeros del ranking europeo y mundial, te aseguras un buen equipo. Para estar en esos puestos hay que jugar muy bien. Además, es necesario tener invitaciones por si ocurre alguna lesión o imprevisto, pero dos son suficientes.
Para la Ryder es importante hacer equipo y tener buenos jugadores individuales. En los foursomes se necesita química, entendimiento, pero también queremos jugadores fuertes en los individuales que han sido tradicionalmente nuestro punto débil.
Juego este torneo porque es lo que Seve hubiera deseado, son días difíciles y no es lo mismo, intentaré encontrar la motivación necesaria para salir al campo. Seve logró una extraordinaria carrera profesional pero lo más importante es que era una gran persona, con su defectos –todos los tenemos- pero siempre quería ayudar a los demás. Los buenos momentos están ahí y nos ha dado muchos.
Las palabras de Seve en la última Ryder Cup consiguieron algo sin estar él presente y quizá ahora consiga que Madrid albergue la Ryder Cup, sería otro birdie desde un sitio inverosímil. Madrid es una candidata extraordinaria pero la decisión la tienen otros.
Estoy mejorando poco a poco. No me siento bien del todo pero las molestias no me impiden jugar. Me parece importante competir para poder estar cerca de los jugadores.
Sería estupendo que el Circuito lleve el logo de Seve. Estamos aquí gracias a él, fue el que nos hizo creer que podíamos competir con jugadores del resto del mundo. Hizo que fuera interesante ver golf y consiguió que el centro mundial del golf estuviera en Europa. Apoyo la idea cien por cien.
La pasión de Seve como capitán de la Ryder no tenía límites. En Valderrama se levantaba a las 3 ó 4 de la mañana e iba a la habitación de Miguel para preparar las parejas… su presencia en el campo también me impresionó, estaba en todos sitios y sabía transmitir a los jugadores la pasión que llevaba por este deporte y por la Ryder. Lo más importantes es creer en nosotros mismos, eso definía a Seve, la confianza que tenía en sí mismo y esa confianza hay que trasladarla a los jugadores”.