Pascual Jiménez ha estado varias veces en Augusta. La primera, cuando Miguel Ángel debutó en el Masters, en 1995. “Había finalizado quinto en la Orden del Mérito europeo en la temporada anterior (1994), por detrás de Chema (4º) y Seve (3º). Fue el propio Seve, que ya había logrado la victoria en dos ocasiones, el que remitió una carta de recomendación a la organización del Masters, hablándoles de Miguel Ángel Jiménez. Miguel jugó ese año de 1995 y quedó en el puesto 27º”, relata Pascual a OpenGolf.
Hace cuatro años, Pascual también estuvo en el grupo que acompaña a Miguel Ángel en su periplo por Georgia. La pandilla de amigos sigue y arropa al golfista, por las cuerdas del campo o en las tertulias antes de dormir. En 2008 le hizo de ‘caddie’ en los pares 3, y el año pasado fue también una edición muy especial pues Miguel Ángel le proporcionó nada más llegar al Augusta National un brazalete de “coach”. “Imagínate por todo Augusta con acceso libre a todas las instalaciones, y todos los grandes jugadores del mundo saludándote”, evoca el profesional alicantino.
No está ahí por casualidad
Pascual no tiene ni una palabra torcida para definir a Miguel Ángel Jiménez. Incluso, conoce esos secretos que el malagueño guarda escondidos por los rincones de su perfil como gran golfista.
“Destaco su mentalidad, por encima de todo, y el trabajo diario que realiza. Lo he visto llegar el primero al campo y comenzar a entrenarse. Jugar la ronda, y otra vez a entrenarse. Llegar el primero y salir el último. No está ahí de casualidad. Por algo es el jugador más longevo del ránking mundial”, asevera Pascual.
Pascual opina que a Miguel “hay muy pocos” que puedan superarle en capacidad de trabajo. “Los que vienen detrás pegan más duro. Sí, puede que jueguen mejor, sí, pero en este deporte tienes que ser muy fuerte mentalmente y a Miguel hay muy pocos jugadores que puedan superarle en eso”, añade.
El secreto
“Hay una cosa que tiene escondida, y que muy pocos conocen: su forma de pensar”, analiza Pascual sobre su amigo de Churriana. “Si fuera psicólogo estaría interesado en estudiar a Miguel Ángel. Él es feliz con su trabajo, disfruta con lo que hace dentro y fuera del campo, y también del presente, como nadie. Es el mejor amigo de sus amigos y te da todo lo que tiene”, responde.
Pascual ha puesto ya un pie en Atlanta. Viajó en el avión que les traslada desde Madrid y en su equipaje lleva un bulto muy especial: su compromiso adquirido con el propio jugador.
“Tienes que estar involucrado en todas y cada una de las decisiones que se toman en el campo. No puedes titubear. Es lo peor que podría ocurrir. Siempre debes de estar comprometido con el golpe que el profesional va a dar, aunque sea arriesgado. Es necesario darle ese empujoncito que necesita”, apunta Pascual.
Miguel Ángel y Pascual Jiménez estudian ya al milímetro el recorrido más bello y cuidado que ojos humanos puedan ver ante sí. Es una pareja muy profesional. El golf rezuma por sus ocho costados. Augusta espera una respuesta de ellos y Pascual quiere pisar su hierba, sentir cómo podrá ayudar mejor a su amigo para que los golpes sean más precisos, los toques más sutiles en los ‘greens’ y su estigma quede reforzado tras un domingo intenso en el Masters. ¿La Chaqueta Verde? Esa es otra historia que también les contaremos desde OpenGolf.