Tiger Woods, el segundo mejor jugador del planeta, ha abierto una nueva vía de discusión en Malasia, tras hablar para la prensa de Kuala Lumpur. Tiger descartó que los golfistas tengan problemas de dopaje debido «al gran respeto por los códigos morales», pero se mostró partidario por implementar también los test sanguíneos antidopaje.
Tiger, que 13 años después jugará desde el jueves un torneo en Malasia, en Kuala Lumpur, aclaró que los golfistas «saben admitir sus propios errores y muestran una honestidad más evidente que en otros deportes», en declaraciones que recogen medios informativos locales.
«Este es un deporte donde asumimos nuestros fallos. Si la bola acaba entre los árboles, nos culpamos a nosotros mismos. El golf es una deporte diferente», apuntó Woods.
Woods, que está patrocinado por Nike, marca que recientemente retiró su apoyo al ciclista Lance Armstrong por su implicación con el dopaje, se posicionó a favor de implementar en el golf los test sanguíneos antidopaje.
«Sin duda sería un paso positivo en la dirección correcta para intentar dar mayor validez a nuestro deporte», declaró Woods.
Desde 2009, el golf cuenta con pruebas de orina para detectar un posible uso de fármacos o sustancias que mejoren el rendimiento. En ese año, el estadounidense Doug Barrow se convirtió en el primer golfista sancionado con un año de suspensión por dopaje.