Ya sabemos como se las gasta la USGA en la preparación del US Open, si a esto añadimos la crudeza del Oakmont Country Club, cuyos diseñadores quisieron penalizar el más mínimo error, tenemos el cóctel perfecto para pensar que difícilmente se ganará con bajo par. Una muestra de ello es el estado del rough enseñado por el estadounidense Justin Thomas, duro, duro, duro.







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