54 años después de que fuese inaugurado, el Hazeltine National Golf Course (Chaska, Minnesota) vivirá uno de sus momentos más especiales a final de mes. La Ryder Cup vuelve a los Estados Unidos tras el recordado milagro de Medinah protagonizado por los chicos capitaneados por el guipuzcoano José María Olazábal en el año 2012.
Solo cinco de los doce jugadores repetirán participación por parte del viejo continente. Los Sergio García, Henrik Stenson, Lee Westwood, Justin Rose y Rory McIlroy intentarán conseguir el cuarto título consecutivo para Europa, una hazaña nunca vista anteriormente en la competición. Aunque para ello deberán ganarle la partida a un conjunto cargado de talento… y a un complejo lleno de peligros.
El campo, diseñado por Robert Trent Jones, bebe su nombre del lago Hazeltine, que se encuentra en las inmediaciones del complejo, y posee uno de los recorridos más intrigantes de todo el oeste norteamericano –remodelado en varias ocasiones para acoger eventos del más alto nivel-. De esta manera, en sus más de cinco décadas de existencia, han tomado partida desde el tee del uno algunos de los jugadores más grandes de todos los tiempos en hasta nueve campeonatos entre US Women’s Open, US Open, PGA Championship y US Amateur, siendo recordado en muchísimas ocasiones por el rayo que acabó con la vida de un espectador en el hoyo 16 del Abierto de Estados Unidos del año 2001, mientras éste intentaba resguardarse de la lluvia bajo unos árboles.
De diseño montañoso, calles estrechas y greens pequeños –puro espectáculo para el espectador-, este campo puede presumir de ser el único que ha visto caer a Tiger en un Grande tras ir arriba en la tabla en los tres primeros días (PGA Championship, 2009)- . A esto hay que sumarle la gran cantidad de obstáculos con los que cuenta y el icónico par 5 del 17, el más corto de todo el campo, en el que los jugadores habrán de sobrevolar el agua para tener la posibilidad de llegar al green en dos golpes.
Puro espectáculo para los sentidos que ni los problemas económicos en la década de los 70 ni el desgraciado accidente a comienzos de siglo han podido frenar. En solo un par de semanas volveremos a verlo, eso sí, con una serie de novedades realizadas a medida para este evento. Como las gradas del tee del 1, diseñadas en forma de “L” para que cualquier espectador se involucre desde el inicio de los encuentros y los jugadores sientan que están viviendo algo diferente, una forma de vida llamada Ryder Cup.