Ya lo adelantamos hace dos semanas, cuando a Davis Love III, capitán del equipo estadounidense para la Ryder Cup, se le escapó delante de su amigo Graeme McDowell que Jack Nicklaus tenía pensado organizar una reunión de equipo para conocer a los capitanes, vicecapitanes y posibles jugadores que se darán cita allá por el mes de septiembre en el Hazeltine National de Minnesota. Y ésta fue la semana elegida.
Aprovechando la disputa del Honda Classic en Palm Beach Gardens (Florida), muy cerca de la residencia habitual del ex jugador, Jack Nicklaus –bajo el amparo culinario de su esposa Bárbara- recibió a golfistas y cuerpo técnico con una premisa clara: impedir que Europa haga historia en la competición logrando su cuarta victoria consecutiva –lo que haría la novena en las últimas 11 ediciones-.
Hasta un total de 28 personas se dieron cita en la casa del Oso de Oro, una cifra que no extrañó lo más mínimo a los anfitriones, que en cada Día de Acción de Gracias tienen el honor de acoger la friolera de 30 comensales entre hermanos, hijos y nietos. El propio Davis Love, Dustin Johnson, Phil Mickelson, Rickie Fowler… Y hasta el mismísimo Tiger Woods –para que luego digan que no puede moverse- estuvieron disfrutando de una cálida velada a tenor de las sonrisas de la foto que subió el capitán a través de su cuenta de Twitter.
La única ausencia significativa fue la de Jordan Spieth, número 1 del mundo, que esta semana prefirió descansar tras el batacazo en el Riviera de hace solo unos días.
Lo que allí se habló es todo un misterio, pero a buen seguro que les insufló moral para un año histórico en el mundo del golf.