El golfista estadounidense sigue en una nube. Según ha reconocido en más de una entrevista, nunca se había alegrado tanto de quedar tercero. Y es que el deportista de Winter Park (Florida) se colgó el bronce en el Campo Olímpico de Marapendi tras ser el mejor de todos los jugadores que salieron al campo el domingo después de entregar una tarjeta con 63 golpes, donde seis birdies y un eagle tuvieron la culpa de la hazaña –una proeza que todavía se hace más grande si recordamos que hasta hacía dos semanas no sabía siquiera si tendría que desenfundar los palos-.
Pero más allá de los metales, Kuchar tiene que estar feliz por otro motivo: la medalla de bronce no tiene aparejada ningún impuesto para cuando pase la frontera de los Estados Unidos. Doble alegría. Y es que al contrario que el oro –alrededor de 500 euros- o la plata –unos 270 dólares- el quedar tercero en una prueba les sale rentable a los deportistas estadounidenses que, además, reciben una cantidad monetaria por parte del Estado en función de la medalla. Así pues, por un oro Estados Unidos da una cantidad de 25 mil dólares –unos 22 mil euros-, 15 mil por la plata -13 mil euros- y 10 mil por el bronce –unos 8 mil euros-, cantidades que sí han de declararse.
Cuantías jugosas, ¿verdad? Pues no crean, porque la gran cantidad de deportistas que lleva el país de las barras y estrellas a unos Juegos Olímpicos les hace ser comedidos con el importe a abonar, que depende exclusivamente de cada país –sin ir más lejos, casualidades de la vida, tanto Suecia como Gran Bretaña son de los pocos que no dan ni un solo céntimo por presea, así que tanto Rose como Stenson se tienen que conformar con la medalla-.
De esta manera nos encontramos con que si los surcoreanos Byeong Hun An o Jeunghun Wang hubieran salido vencedores, su país no solo les hubiera dado un cheque de 54 mil dólares –unos 47 mil euros al cambio-, sino que, además, les hubiera librado del servicio militar obligatorio –algo de lo que no pudo deshacerse Sang-Moon Bae-.
Pero si de entre todos los premios hay uno desorbitado éste es el que da Singapur por medalla de oro. Ni más ni menos que ¡745 mil dólares! -661 mil euros-. Menos mal que no había ningún golfista de esta nacionalidad, porque poder obtener una bolsa así da un punto más de ganas –que se lo digan al singapurense Joseph Schooling, que consiguió levantarle a Phelps la medalla en los 100 metros mariposa y llevarse a casa un cheque estratosférico-.
Por cierto, si Sergio García o Rafa Cabrera-Bello se hubiesen subido al podio la recompensa por el metal se hubiese cotizado a 94.000 euros el oro, 48.000 la plata y 30.000 por el bronce.