Entramos ya en los últimos días de preparación antes de que arranque el tercer Major de la temporada. Los mejores golfistas del mundo –con la excepción del lesionado Rory McIlroy– se darán cita en el Old Course de St. Andrews para tratar de conseguir la Jarra de Clarete en la denominada cuna del golf.
La gran mayoría fue llegando a cuentagotas el fin de semana, unos directamente desde Estados Unidos y otros de disputar el Abierto de Escocia, y para esta martes se espera la arribada del campeón del John Deere Classic, Jordan Spieth.
Entre los muchos golfistas que se instalaron estos últimos días destacó la presencia de un rejuvenecido Tiger Woods. El tricampeón del Abierto Británico–dos de ellas en St. Andrews– no quiere desengancharse todavía del tren de los mejores y demostró con su resultado en el Greenbrier Classic que será un rival a tener en cuenta si su swing y sus golpes se lo permiten.
Por esta razón no quiere dejar nada a la improvisación y el domingo ya estuvo trabajando sobre el terreno junto a su viejo amigo Jason Dufner. El californiano, una vez que completó los 18 hoyos, tuvo tiempo de deleitar a su colega con una de esas historias curiosas que rara vez conocemos. El relato de la ocasión en que Tiger jugó en St. Andrews con una “gutty”.
¿Que qué es una “gutty”? No es más que una pelota de golf, aunque con una historia especial. En el año 1848 Robert Adams comenzó a crear las bolas de golf Gutta Percha, popularmente conocidas como “gutty”. Estas herramientas tenían la particularidad de estar creadas a partir de la savia seca de la Manilkara Zapota, el árbol del que se extrae el chicle.
La introducción de estas pelotas revolucionó el golf y permitió su propagación dada la fácil accesibilidad y durabilidad de la misma. Aunque su época dorada finalizó en 1890, muchos golfistas las siguen empleando a día de hoy a modo de diversión. Un día despejado es el mejor momento, se pueden alcanzar golpeos más lejanos que con cualquier otra pelota. Sin embargo, tiene el gran inconveniente de su levedad. La más mínima incursión del viento en su trayectoria puede desviarla fácilmente.
Desconocemos por qué Tiger utilizó en este campo una de estas bolas, pero lo que es seguro es que algo así tendrán que darle a Spieth si quieren que el texano no tenga posibilidad alguna de victoria en Escocia. El viento será la tónica constante esta semana y los golfistas ya están preparados para ello. También para darle un cálido recibimiento al Major más antiguo del mundo, claro está.