Fue la anécdota de la jornada. Cuando Ted Bishop, presidente de la PGA americana, hizo entrega a Rory McIlroy de la copa Wanamaker, el trofeo más preciado.
Al pasarla de manos la cubierta de la copa estuvo a punto de caer al suelo pero McIlroy, atento a ello, la cogió al vuelo mostrándola al público presente, todo lo contrario a lo que le sucedió a Phil Mickelson el pasado año en el Abierto de Escocia cuando no pudo impedir la caída del trofeo ganado, Ver Más: El trofeo de Mickelson acabó estrellado por los suelos.





