¿Qué más se le puede pedir como golfista a José Mari Olazábal? Nada. La verdad es que nada más. José Mari, desde su infancia en la casa humilde de sus padres, él (aita) jardinero del club de Jaizkibel, ella (amatxo) cuidadora del vestuario de señoras en ese mismo club de alto standing, ha ganado a base de un esfuerzo y sacrifricios supremos, con los mejores valores humanos como única armadura, todo lo que un deportista de golf puede soñar.
Olazábal ha sido campeón del Open Británico ‘amateur’, tiene dos Chaquetas Verdes esperándole para siempre en Augusta, entró en el Salón de la Fama, donde también está Seve Ballesteros, y condujo a Europa a una victoria para la historia del golf mundial en la Ryder Cup de Medinah.
Olazábal tiene 46 años. Ha cerrado el círculo, pero seguro que no está cansado. Como no se doblegó ante sus lesiones y enfermedades. Él seguirá metido de lleno en su vida, que es el golf.
Yo me he imaginado metido en su piel y me han dado escalofríos. ¡Gracias, campeón!
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE
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