Roberto Díaz, al igual que cualquier otro jugador presente en Erin Hills, lleva toda la semana jugando sus rondas de prácticas intentando conocer los secretos del recorrido que acoge la 117 edición del US Open, intentando averiguar donde tiene que ser agresivo y donde paciente.
Pero también era posible que todo esto no le sirviera para nada y que tras el madrugón del jueves, se levantará a las 4:30 para estar en el tee a las 6:45 siguiendo instrucciones de la USGA, después de desayunar, calentar y esperar a la última salida.
Y es que Díaz, nativo de México con residencia en Carolina del Sur, era el primer reserva del torneo y es por ello por lo que debía de estar atento a cualquier posible baja, pero sobre todo a quien miraba era a Phil Mickelson que a primera hora no sabía si estaría en el tee de salida a las 14:20 después de haber estado presente en la graduación de su hija.
Como ya hemos contado en OpenGolf, Phil Mickelson había antepuesto la graduación de su hija Amanda a la posibilidad de conquistar el Grand Slam ya que el US Open es el único trofeo de los Majors que le falta en sus vitrinas.
Pero para que Lefty estuviera a tiempo en Erin Hills debían darse una serie de condiciones que no dependían de otra cosa que de la meteorología. “Necesito que la jornada tenga un retraso de cuatro horas”, afirmó el zurdo de San Diego ante las cámaras de la CBS el pasado domingo tras finalizar su participación en el FedEx St. Jude Classic. Pero el cielo no ha estado de su parte esta vez, y al apacible buen tiempo que se vive en Hartford le ha acompañado la renuncia del estadounidense, que no ha tomado ni siquiera el avión hacia Wisconsin.