¿Recuerdan las palabras de Mike Davis en las que afirmaba que ningún golfista tendría posibilidades de victoria en Chambers Bay si no realizaba muchas rondas de práctica? Estas afirmaciones debieron de calar hondo en el subconsciente de Tiger Woods que, tras su amargo paso por el Memorial Tournament –firmó 83 golpes en la tercera jornada del evento– se puso manos a la obra para preparar el US Open sobre el propio terreno.
El ex número uno del mundo fue uno de los primeros deportistas que acudió a University Place y también uno de los únicos que pudo ver el campo semanas antes del campeonato, donde tuvo la oportunidad de golpear alguna bola. Pero su verdadero entrenamiento comenzó esta semana.
Parece otro jugador. Más concentrado, más amable. El descenso desde los cielos al puesto número 195 del mundo no ha sido fácil para el californiano que, sin embargo, parece haberlo superado. Ahora solo se encarga de trabajar día a día y de seguir perfeccionando el swing que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en los últimos meses.
El domingo por la noche Woods ya estuvo entrenando en solitario, y siguió haciéndolo el lunes en compañía de Dustin Johnson y de su amigo Jason Day. Precisamente fue el australiano quien, en una entrevista publicada en el New York Post, sacó a relucir todo el trabajo que estaba llevando a cabo Tiger:
“Está dándolo todo. En estos momentos sus hierros son magníficos, en serio. El problema lo está teniendo con la madera 3 y el driver. La madera, bueno, está bien. Sin embargo, los golpes con el driver se le están yendo un poco. Tiene que seguir entrenando el juego abierto, porque cerca del hoyo está genial”.
Minutos después de su entrenamiento, Tiger charló con los periodistas sobre cuál era su impresión sobre el campo y si lo ve tan fiero como lo pintan, a lo que Woods respondió con rotundidad: “Sí, sin duda alguna. No hay manera de que alguien pueda conseguir algo positivo aquí jugando a ciegas. Si no ves el lugar lo puedes pasar muy mal”, reconoció el norteamericano, que le dio importancia a la meteorología que puedan encontrarse los golfistas el próximo jueves.
“El viento que hay aquí es diferente a cualquiera al que nos hemos podido enfrentar antes, así que puede cambiarte todos tus esquemas en un abrir y cerrar de ojos. A veces es tan fuerte que tienes la sensación de que todos los hoyos son cuesta arriba”, bromeó Tiger.
A escasas horas de que eche a andar el US Open todas las miradas se centran en él. ¿Podrá aguantar la presión y, lo que es más importante, podrá soportar las sacudidas de Chambers Bay?