Vale, hemos hecho trampa, pero no lo podíamos evitar. Y es que pocos hubiesen imaginado que tras esa apariencia débil y con unas calidades estéticas bastante normalitas se podría esconder un motor de cuatro cilindros de 1300 cc. Sorprendidos, ¿verdad? Pues más se quedó el conductor del coche deportivo, que vio cómo en la salida el particular vehículo le tomó una distancia que a la postre resultó determinante.
De nada le sirvieron al Chevrolet sus más de mil caballos de potencia, un claro ejemplo de cómo en ocasiones el pez chico se puede comer al grande.