Jim Furyk no cogió green en el hoyo 16 del East Lake. En vez de asegurar su segundo golpe se pasó del mismo, necesitando de un tercero. Una vez ejecutado se oyó una voz que salía del público: «¡Yo podría dar ese golpe!». Furyk se apartó de la bola y sonrió. En ese hoyo el estadounidense hizo bogey tras dos putts, recogió su bola del agujero, echó mano de su rotulador y con «cariño» le firmó la bola al espectador gritón, con una nota en la misma: «not a chance».
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