El golf y los mejores golfistas del mundo han perdido en el Masters de Augusta, menos Tiger Woods, claro. La decisión del comité de competición de no descalificar al nº1 del mundo por su chapuza de ‘dropaje’ en el hoyo 15 es puro circo. Supongo que había que mantener a Tiger en liza para el fin de semana, pero es que no han encontrado ni un resquicio para que los arguments tuvieran un pase.
Tiger se ‘dropó’ mal. Hasta él mismo lo reconoció. Sus dos golpes no aparecen en la tarjeta. Por lo tanto, marcador incorrecto y a casa. Eso es así. Y si no es, pues ni penalidad de dos golpes por parte del comité ni otras gaitas. O es penalti por falta dentro del área o no lo es, pero sacar la falta fuera del área eso no es tolerable. Y eso es lo que ha pasado. ¡Vaya agravio comparativo con el resto de jugadores que compiten en el Masters! Grave error.
Las decisiones de los árbitros del golf, como muchas veces los del fútbol, se sitúan bajo el microscopio pues en torneos como el Masters dineros e intereses no se escatiman. Porque borrar a Woods del primer ‘major’ de la temporada y un terremoto de 8,5 grados en la escala hubieran tenido similar calificación. Tiger es el favorito, el número uno del mundo y un factótum de audiencias y ‘glamour’.
Tiger tenía tres opciones para seguir jugando. La primera, usar la zona de ‘dropaje’, que es ese pequeño espacio delimitado para desde allí volver a intentar alcanzar el ‘green’. El californiano no lo hizo.
La segunda opción era llegar al punto por donde la bola entró en el agua y caminar hacia atrás y todo lo que quisiera en línea con la bandera (las barras amarillas le posibilitaban esta acción). Tiger tampoco pudo escoger esta posibilidad, pues hacia atrás estaban los espectadores.
Y la tercera y última fue la que eligió, pero la interpretó incorrectamente. Tiger podría ‘dropar’ su bola en el sitio más cercano al lugar desde donde golpeó. Pero Tiger, y aquí está el error que incluso admitió en una entrevista posterior, eligió un sitio dos yardas (1,8 metros) más atrás de ese punto. Esa fue la infracción del reglamento, en concreto de la regla 26-1.
Tamaña metedura de pata suponen dos golpes de penalidad para todo golfista. Asegurado, además, si los jueces lo advierten. Eso hay que anotarlo en la tarjeta. En ese hoyo en el que Tiger hizo 6 golpes, debió escribir 8.
Pero Woods no los apuntó en su tarjeta tras firmarla, ni los jueces observaron en los monitores que el mejor golfista del planeta había cometido esa infracción.
Sin embargo, unas declaraciones de Tiger acabada su vuelta, en las que admitía haberse colocado dos yardas más atrás del punto correcto, fue el detonante de la polémica.
El comité de competición del Masters entró otra vez en cónclave, pero salvaron su pellejo.
El comité alegó que ya había tomado una determinación exonerando a Tiger antes de que acabase su segunda ronda. El argumento no se sostiene. Me apasiona Tiger y el Masters, pero la decisión del comité, insisto, no tiene un pase.
Autor: Toni Tomas Redactor Agencia EFE