La retirada de Rory McIlroy en el Honda Classic, cuando defendía el título conquistado en 2012, ha hecho que saltaran todo tipo de alarmas sobre el estado de forma y la adaptación a sus nuevos palos por parte del número uno del mundo, y por supuesto, pocos somos los que nos creemos que esa retirada estuvo motivada por el dolor de muelas que adujo.
Nunca antes, McIlroy, se había retirado de un torneo desde que en 2007 se convirtiera en jugador profesional, retirada que muchos tratan como de error grave, y posiblemente lo sea, McIlroy era el defensor del título y por lo tanto se debía al Circuito y a los patrocinadores y como número uno del mundo se debe a este deporte.
Primero declaró que “no se encontraba bien mentalmente”, eso fue en caliente y a pie de green, poco minutos después de haber sido visto comiéndose un sándwich en la calle del 18. Más tarde en un comunicado del PGA Tour y ya en frio se dijo lo del ya famoso dolor de muelas.
McIlroy de 23 años y con un contrato millonario al que se debe no ha comenzado bien la temporada ¿presión? En los cuatro torneos disputados se ha tenido que ir antes de lo pensado. En tres no ha estado el fin de semana y en el Accenture cayó en primera ronda.
Está claro que este no ha sido el comienzo soñado por la multinacional Nike para su gran fichaje, el que pretender suceder a Tiger. A ello hay que sumar que a la multinacional del “swoosh” no le salen los números con algunos de sus atletas: Oscar Pistorius está acusado de asesinato, Lance Armstrong de dopaje y Tiger Woods, todavía en horas bajas de popularidad, por sus escarceos sexuales.
Ahora McIlroy tendrá que demostrar, antes de 14 días, y mediante un escrito al PGA Tour el porqué de su retirada. Las posibilidades de que Rory sea multado son altas, pero nosotros nunca nos enteraremos oficialmente, es la forma de actuar del Circuito.