José María Olazábal, icono con mayúsculas del golf español, europeo y mundial, referencia imprescindible de este deporte, se ha convertido, antes incluso del comienzo del torneo, en un reclamo de lujo del Campeonato de España de Profesionales Masculino que se celebra en el Campo de Golf de Logroño entre el 26 y el 29 de octubre.
El golfista vasco se mostraba especialmente motivado e ilusionado tras la celebración del ProAm -donde, por cierto, rubricó cuatro birdies y un eagle consecutivos en la recta final de su ronda-, con ese brillo en los ojos que solo generan situaciones tan especiales como la que supone cumplir el 25 de octubre el décimo aniversario de la entrega de premios del Príncipe de Asturias de los Deportes en 2013.
“¡Caramba, diez años ya! Ese día fue uno de los más especiales de mi vida, algo que me enorgullece. Cuando recibí la llamada me sorprendió, fue una jornada entrañable, rodeado de familiares y amigos, sin duda uno de los más bonitos de siempre”, declara Chema Olazábal, con visible emoción, a pocas horas del comienzo de la competición.
La pregunta, para quien atesora un palmarés impresionante donde destacan dos Masters de Augusta, tres Ryder Cup como jugador y decenas de triunfos de enorme relevancia internacional, venía al pelo porque, parafraseando la canción ¿Qué hace un chico como tú en un sitio como éste?
Chema, sonriente en este caso, le da rápida respuesta: “La vida sigue su curso, apoyar al golf español es algo que le debo por todo lo que me ha dado. Un placer compartir experiencias con generaciones jóvenes. Llevó toda la vida jugando a esto y me encanta ver lo que ha evolucionado este deporte”.
Su presencia en Logroño se agradece infinito, no hay más que ver los saludos continuos que recibe y las numerosas solicitudes de fotos que atiende con generosidad: “Llevo un año bastante duro de juego. No estoy donde debería o me gustaría de estar, pero lo considero una obligación. Este campo no regala nada, hay una serie de hoyos extraordinariamente duros, con pares muy largos, un par 5 que a mí se me hace el eterno…”.
Lejos de Logroño, su vida, a lo largo del año, se concentra muchas semanas en el Champions Tour, el Circuito Senior Americano, donde comparten experiencias los mejores jugadores del mundo de la categoría, Chema incluido, faltaría más: “El Champions Tour es el colofón final ideal para quienes hemos dedicado la vida a este deporte. Los torneos están muy bien organizados, te tratan muy bien y juegas con gente con la que has convivido durante muchos años. La verdad es que te mantiene activo, una excusa perfecta para seguir entrenando y ponerte a prueba”.
La atención, sin embargo, se desvía pronto hacia un acontecimiento de dimensiones mundiales, la pasada Ryder Cup celebrada Roma, donde Chema Olazábal ejerció con éxito como vicecapitán en la victoria del equipo europeo: “La semana en la Ryder ha sido extraordinaria. Llevaba 9 años fuera de este torneo, desde 2014, y no esperaba la llamada. Me da (dice con risas) que Luke Donald se quedó sin candidatos, tiró de lista y me eligió a mí. En cualquier caso, fue una experiencia sensacional, por tensión, por espectáculo, por ambiente… todo extraordinario”.
En el corazón quedan también las palabras de Jon Rahm pronunciadas antes del comienzo del Open de España, cuando relató que las charlas de Olazábal en el vestuario del equipo europeo fueron fundamentales para conseguir el triunfo. “Cuando te decidas a esto desde hace más de 30 años tienes un bagaje, una experiencia, que hay que transmitir. Esas vivencias pueden ser muy beneficiosas para las generaciones más jóvenes, para que tengan otra perspectiva de cómo afrontar las cosas”, dice Chema Olazábal de nuevo con un brillo especial en los ojos.
Ahora, sin embargo, lo más concreto e inmediato es el Campeonato de España de Profesionales Masculino. “La evolución ha sido tremenda, no sólo en cuestión de materiales. Los jugadores se han hecho más profesionales, dan más importancia a la preparación física. Cuentan con muchas herramientas a su disposición que les ayuda a analizar las facetas donde tienen que mejorar”, analiza el célebre golfista vasco.
Las comparaciones son odiosas pero necesarias para entender la evolución. “En nuestra época nos basábamos en el talento y en la habilidad personal. Ahora los jugadores cometen muchos menos errores y no se enfrentan a esas situaciones que afrontábamos nosotros de manera habitual, donde había que recurrir al talento para solventarlas”.
La poliédrica dimensión de José María Olazábal tiene asimismo relación con el diseño de campos de golf -“no quiero que ahora ocupe el 100 por 100, porque todavía estoy jugando, pero me gusta ver la evolución de un terrero en bruto e intentar que la gente se divierta en un campo de golf-” y con el apoyo a la cantera del golf español desde su cuartel general en Jaizkibel.
“Me siento una persona afortunada. He hecho lo que me ha gustado siempre, con sus limitaciones, con sus momentos duros y malos, pero tengo claro que me ha dado muchísimo. Soy consciente de lo duro que es avanzar en este deporte y que hay que ayudar a la gente joven que tiene pasión y ganas de llegar ahí arriba. Por eso estoy aquí”, concluye Chema Olazábal. Palabra de campeón, palabra de icono del golf español, europeo y mundial.
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