Si alguien fuera capaz de reunir en pocos conceptos lo que significa Andalucía para el panorama turístico nacional, a buen seguro que tres de estos tendrían que ver con el golf, el sol y la gastronomía. Y es que esta gran región del sur de España goza, además de unos buenos campos de golf y una buena climatología durante buena parte del año, de una calidad en su comida envidiada en todos los rincones de Europa. No hay un sólo escalón en la pirámide alimenticia que no toque esta tierra y a partir de este verano podrán comprobarlo de primera mano en sus terrazas y restaurantes, que a buen seguro volverán a ser un gran motor de riqueza para todo el país.
Empezando por la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda o los tradicionales vinos blancos de la provincia de Cádiz, además de los vinos de Jerez -alabados incluso por Shakespeare, al que en boca de uno de sus personajes en su obra Enrique IV puso aquello de que “si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les inculcaría sería abjurar de brebajes ligeros y dedicarse al jerez«-. Toda una extraordinaria mezcla de sabores que nos permite abrir boca para enfrentarnos a las más variadas y sabrosas sopas frías con las que deleitarse en los meses más cálidos.
Desde el popular y nutritivo gazpacho a base de verduras de su espléndida huerta, pasando por el salmorejo cordobés hasta detenernos en las increíbles migas o el inconfundible puchero andaluz. Todo ello antes de detenernos en los platos principales. Y es que ya sea a base de carne -donde el cerdo ibérico, con su jamón, y la caza cobran gran protagonismo- o de pescado y marisco -entre pescaíto frito y el atún rojo de las zonas de Huelva y Cádiz, la quisquilla de Motril o el chanquete malagueño sería complicado quedarse con uno- cualquier opción es buena antes de darse un dulce capricho.
Aquí, la gran influencia andalusí medieval goza de gran protagonismo con los pestiños, alfajores, los mantecados, los roscos de vino y las torrijas. Una repostería donde la miel de caña de Frigiliana tiene un hueco reservado en su paladar. Aunque siempre podrán degustar los postres típicos de cada pueblo, donde seguro no faltarán las tortas de aceite, el granizado de almendras, el turrolate, los mostachones o los piononos granadinos. En definitiva: toda una experiencia de sabores que ahora tienen la oportunidad de probar sin salir de nuestras fronteras.
*Contenido promocionado por la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A.
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