[…] Masa de tiempo dulce, sí, suspendido
sobre una Málaga que volaba, blanda en las luces.
Y asomar y un instante verle, quieto, concreto,
con su rostro en su mano niña, y el aire, y oír el agua.
Y cerrar poco a poco los ojos -¡Málaga, quién te mira!-
y abrirlos luego despacio, leve -y otra vez el agua…–,
ahora niño claro que aquí acodado, puro, contempla.
Este fragmento de la “Subida a la Alcazaba” del gran poeta de la Generación del 27 Vicente Aleixandre escenifica a las mil maravillas lo que es Málaga, una ciudad que ofrece a sus visitantes un sinfín de aventuras en un paraje de bella factura. La Costa del Sol -también conocida como Costa del Golf por motivos más que evidentes- cuenta con un buen número de resorts a lo largo y ancho de su amplia geografía, pero también al hablar de esta localidad andaluza es obligatorio referirnos a su rica historia, en la que romanos, fenicios y nazaríes dan paso a la obra de uno de nuestros artistas universales: Pablo Picasso.
Y es que el Museo Pablo Picasso alberga una colección permanente que nos da la oportunidad de deleitarnos con ocho décadas de trabajo del pintor. Compuesta por un total de 233 obras, el considerado mejor artista del siglo XX ofrece a través de once salas la ruptura que supuso su composición para los cánones establecidos en 1900 con algunas pinturas de calado internacional como “Madre y niño”, “Composición”, “Mujer con los brazos levantados” o “Acróbata”. Todo ello en un edificio preparado para la ocasión. El Palacio de Buenavista goza de la categoría de Monumento Nacional desde 1939 y cuenta con la particularidad de que durante su rehabilitación se hallaron restos fenicios y romanos que pasaron a formar parte de la oferta museística de la cuidad.
Principalmente esta rica historia con la que cuenta Málaga es uno de los muchos reclamos con los que cuenta la población. A través del Museo de Málaga, donde tienen cabida las colecciones de dos instituciones malacitanas como son el Museo de Bellas Artes de Málaga y el Museo Arqueológico Provincial de Málaga, podemos acceder a una amplia variedad de piezas de gran valor. Hasta 15 mil en lo referido al tema arqueológico, que encontraron en su día en el palacio-fortaleza de la Alcazaba de Málaga su hogar. Ahora, en el monumental Palacio de la Aduana tenemos la ocasión de contemplar piezas singulares como la colección Lorinigiana, los restos óseos de neanderthal de Zafarraya, los ajuares de los Dólmenes o las tumbas fenicias de Chorreras o Calle Refino.
Pero si con ello no han tenido suficiente, los fondos del Museo de Bellas Artes nos dan la oportunidad de deleitarnos con algunas de las obras religiosas más características de los siglos XVI y XVII atribuidas a Luis de Morales, Murillo o Pedro de Mena. Aunque si por algo destaca es por su increíble colección pictórica del XIX, como un gran exponente de la escuela local y de obras representativas del panorama nacional. Una pequeña muestra de todo lo que tiene por ofrecernos este pequeño rincón de la costa andaluza en cualquier época del año.
*Contenido promocionado por la Empresa Pública para la Gestión del Turismo y del Deporte de Andalucía S.A.
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